Por años tuve que ir a misa regañado, porque un buen domingo mi mamá me echó un halón de orejas que me hizo crecer 2 cm, y además de eso incluyó una particular estocada técnica en la patilla. ¿La razón? Bue.. cuando iba camino a la iglesia, justo una cuadra antes de llegar al templo, decidí quedarme viendo un juego y le dejé la misa a una viejita muy rezandera… ¡mana Carmelita!. Ese karma me hizo sentir culpable por muchos años, hasta que la vida me enseñó a discernir que los males del mundo, no fueron ocasionados porque yo no fui a misa ese día. De hecho, que ese problema viene desde hace muuuuucho tiempo atrás. A simple vista parece un dilema sencillo de resolver, pero en realidad va más allá de mi mamá y de mis tardes de fútbol venezolano.
Lo que aquí se teje, no es ¿Qué es más poderoso? ¡Si el halón de orejas de mamá o la pelota! ¡Noooo! Veámoslo como algo grande, algo macro. Algo que vas más allá de nosotros y de cualquier domingo de Semana Santa, Navidad o agosto. Esto, es una vaina trascendental que tiene siglos, y que no involucra a un padre, un árbitro o una mamá como la mía. Esto incluye una lucha entre Nerón contra las autoridades eclesiásticas, entre Pilatos y los Sanedrines con sus 30 denarios a Judas, entre Zeus y alguna divinidad religiosa. Porque la verdad, es que se trata de una lucha de altos poderes y para castigarnos los bien hijo de p…. nos pusieron a elegir entre un domingo de misa o un domingo de fútbol.
Y sé que no fue casualidad. Los tipos se dieron cuenta de que ambos eventos, el deportivo y el religioso eran capaces de atraer gran cantidad de personas. A mí siempre me llamó la atención por qué el Vaticano, como sede de la iglesia católica, y el Coliseo de Roma – lugar donde se realizaban la mayor cantidad de eventos de todo tipo durante el imperio Romano- quedan en la misma ciudad, a escasos 5.1 km uno del otro. ¿Por qué el Vaticano no queda es Jerusalén o Belén? ………….Realmente no fue coincidencia. Ellos se reunieron un sábado 18 de julio (fecha de mi cumpleaños) de un año y un siglo cualquiera para ponerse de acuerdo acerca de que actividad se llevaría a cabo los domingos: sí la misa o los juegos. Pero no fue posible. El papa de la época decía que esas actividades paganas, llamada deporte por algunos se practicaban en cualquier lugar y en cualquier momento. ¡Primero está Dios! El emperador, por su lado, dijo que Dios estaba presente siempre y en todas partes, así que se podían hacer los eventos y ofrecércelos, como hacían muchas tribus y culturas.
Esto fue tomando fuerza y se convirtió en un asunto de interés de estado tanto para las autoridades católicas como para el Emperador de Roma. Entonces, las siguientes semanas fueron de exploración. Por un lado se libraban grandes batallas entre animales hasta que los organizadores decidieron incluir a un ser humano contra un tigre y posteriormente la lucha entre gladiadores.
La iglesia vio la oportunidad de obscurecer los actos sangrientos y estableció un mandamiento “No Matarás”. Seguidamente la iglesia dijo que no cobraría entrada, pero que para mantener los gastos crearía la limosna no obligatoria, con eso aseguraría que quienes no tuvieran dinero para ir a los actos paganos se irían a la misa para pasar su domingo.
El Emperador al darse cuenta de esas medidas, disminuyó el precio de las entradas pero empezó a vender bebidas espirituosas para compensar la taquilla. El vaticano brinca y dice que el alcohol pertenece al mal, pero le recordaron que Jesuscrito convirtió el agua en vino durante las Bodas de Canam, entonces la iglesia lo llamó Vino de consagración y lo incluyó de manera gratuita en la comunión de los feligreses.
El emperador al ver que su imagen se soslayaba, levantó una estructura majestuosa, símbolo de la ciudad y lo llamó el Coliseo Romano. La iglesia por su lado diseñó la Plaza San Pedro dando pie a la sede oficial del Vaticano pero además de eso buscó reconocimiento diplomático de autoridades extranjeras.
El emperador para impedir estas acciones envió sus tropas a diferentes lugares y con ello evitar el esparcimiento del reconocimiento diplomático. Las tropas se dieron a la tarea de instalarse en estos lugares, sentando las bases para seguir expandiendo el Imperio Romano, hasta ahora uno de los más extensos en la historia universal. La iglesia tomó acciones y dijo a sus discípulos “Id y evangelizad” y de esta manera también logró también expandirse hasta convertirse en una de las religiones con más feligreses en el mundo.
El emperador se dio cuenta que los feligreses salían de modo reflexivo de la iglesia, entonces empezó a incluir dentro del ritual diario, ofrendas a Dios. Unos se empezaron a presinar antes de cada batalla, otros lo hacían luego de alguna acción que hiciera estallar las tribunas. Sea cual fuera el resultado, Dios estaba presente.
La lucha encarnizada del emperador y el papa no quedo allí. Con el pasar de los años, los papas fueron muriendo y cambiando. Por otro lado fueron llegando emperadores nuevos y aunque hubo acercamientos, no hubo manera de un acuerdo. Es decir, los domingos eran de juegos y misa y no había poder humano que cambiara eso. El Vaticano sintió alivio y se creyó victorioso cuando cayó el Imperio Romano luego de 10 siglos de dominio. Allí el Vaticano pensó que había ganado la batalla, que era el momento justo para hacer del domingo algo sagrado y creó el mandamiento “Ir a misa todos los domingos” y con ello cambiar los juegos a un día cualquiera. La iglesia se da cuenta de que la cantidad de feligreses no aumenta, que no hay cambios, que el mandamiento no estaba calando en la gente y que ya era tarde.
Entonces el Vaticano comienza otra etapa de exploración enviando a los padres (curas) para que analicen las actividades de las personas que no van a misa los domingos. Toman el deporte más universal, el fútbol. Se dan cuenta que en muchas partes la cantidad de iglesias es similar o inferior a la cantidad de canchas.
Envían a un padre a un juego de fútbol y descubre algo interesante, algo conmovedor: Se da cuenta que los jugadores saltaban a la cancha presinándose. Que el árbitro también se presina cuando daba el pitazo inicial a pesar de que le sacan la madre los aficionados locales, que lo mismo hace el delantero cuando hace el gol, y además levanta sus manos señalando a Dios. El padre mira las tribunas y observa los trapos de la barra brava con la imagen de Jesucristo vistiendo los colores del equipo local. Justo antes de terminar el partido se dan cuenta que le gente brinca como loca, y empieza a gritar “¡PENALTI!, ¡Por el amor Dios……….. Eso es PENALTI!” y de repente el árbitro decreta el suplicado tiro penal. El padre mira a su lado y ve a una señora con los ojos cerrados, murmurando algo y con las manos en señal de oración, de súplica, similar gesto al de las viejitas que se paran en la primera fila justo antes de la misa.
¡GOOOOOOOOOOOOL!!! ¡GOOLAZO!!! De La Pulga, jugador del equipo local. Este corre a celebrar. Se presina y empieza a abrazar a sus compañeros. Estos se hincan y vuelven a señalar a Dios. La gente celebra y la misma señora que rezaba entre murmullos dice “Gracias Dios Mío”, como si hubiese ocurrido un milagro.
El padre se va del estadio y ve a la gente alegre, llena espiritualmente como si hubiesen salido de una misa de sanación. Enciende la radio de su carro y escucha las entrevistas de los jugadores. Uno dice “primeramente Gracias a Dios por este empate”. Otro dice “Gracias a Dios y a mi familia por el apoyo” otro menos entusiasta expresa “Gracias a Dios y a la afición por estar venir a acompañarnos”.
El padre manda un mensaje de texto a la radio y pregunta, ¿Si creen tanto en dios y rezan tanto, Por qué carajo no van a misa?
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