Hoy es el día de la Victoria. Una fecha que conmemora la capitulación del Tercer Reich. Tras tres largos años de campaña, el Ejército Rojo había marchado desde Moscú y Stalingrado hasta Berlín. Liberando pueblos, ciudades y campos de concentración. Y si bien este día es una de las fechas más importantes de Rusia y otras naciones nacidas de la disolución de la Unión Soviética ya que los ancestros de todos sus ciudadanos participaron en esta guerra, fue una victoria no solo de la URSS, sino de toda la izquierda que se unió frente al fascismo.
La etapa pre-guerra
Durante la década del treinta, la URSS veía con temor el auge del fascismo en Europa. Mientras que muchos en Occidente financiaba a la máquina de guerra alemana, como fue el caso de Henry Ford, Morgan, Dupont, Rockefeller o la Corona Británica, la URSS nunca subestimó la capacidad destructiva de esta ideología. Al contrario, sabía perfectamente sobre las acciones de estos fanáticos que perseguían a todas las figuras de izquierda del país, fueran comunistas, anarquistas, sindicalistas o socialistas.
Fueron muchos los llamamientos por parte de la URSS para formar un frente común junto con los países occidentales para detener el avance del fascismo. Pero Occidente no lo quería. Occidente veía a Hitler y a Mussolini como herramientas. La fuerza de choque contra el bolchevismo. Tras haber fallado en la Guerra Civil Rusa (donde los países occidentales participaron activamente), Occidente intentaba utilizar al Tercer Reich contra la URSS para, de una vez por todas deshacerse de la nación del proletariado y así enterrar las ideas de liberación de las clases opresoras que estaban alimentadas por la esperanza despertada de la Unión.
A medida que pasaron los años el fascismo avanzaba a pasos agigantados. Muchos de las naciones de Europa del Este pasaron a tener gobiernos fascistas o filofascistas. Estos gobiernos lentamente comienzan a acercarse a Alemania con la esperanza de detener los movimientos de los trabajadores en sus respectivos países, incluyendo el pacto de no agresión polaco-germánico del 26 de enero de 1934.
La URSS aportaba activamente ayuda a la Segunda República Española, que pasaba por los tristes eventos de la Guerra Civil, enviando aviones y pilotos, voluntarios, comisarios y oficiales del Ejército Rojo, armas y munición. Esto trajo muchos problemas diplomáticos con Occidente, quienes mantenían una posición neutral frente a la guerra y deseaban que Stalin hiciera lo mismo. Para empeorar las cosas, el 30 de septiembre de 1938 (aunque el tratado fue fechado el 29) Francia y Gran Bretaña le permitieron a Alemania la anexión de Checoslovaquia. La Segunda República fue dada por muerta a nivel internacional ese mismo día, demostrando que Occidente de manera definitiva no intervendría en la guerra. Este tratado vino luego de que el 12 de marzo de 1938 EE.UU., Francia y Gran Bretaña toleraran la anexión de Austria por parte de Alemania.
Al ver tal traición por parte de los gobiernos burgueses, la URSS decide ser el último país en firmar un pacto de no agresión con Alemania, el pacto Molotov-Ribbentrop. Desde entonces este pacto es mencionado por los burgueses como una demostración de las “buenas relaciones” que tenía Stalin con Hitler, omitiendo todos los eventos previos, principalmente el Acuerdo de Munich. Tras la firma del pacto, la URSS y Alemania invaden Polonia por dos frentes. Esto, si bien fue una acción que podría ser criticada, permitió a la URSS colocar su frontera más lejos de Moscú. Stalin sabía que la blitzkrieg alemana no tardaría en tomar Polonia, colocando a las Wehrmacht en la frontera. El 22 de junio de 1941 las Wehrmacht atacan la Fortaleza de Brest, dando comienzo a la Operación Barbarroja.
Recomiendo este documental del KKE donde se muestran algunos de los eventos que llevaron a la Segunda Guerra Mundial.
Los partisanos
A lo largo de toda la guerra, distintos grupos fueron formados en los territorios ocupados por la Alemania Nazi. Durante la guerra, muchos de los Partidos Comunistas de Europa formaron grupos de resistencia, incluyendo el Comité de Liberación Nacional italiano (CLN), el Ejército Popular de Liberación Nacional (ELAS) y el Ejército Popular de Liberación y Destacamentos Partisanos de Yugoslavia. La labor de estos grupos fue de vital importancia, tanto estratégica como moralmente. En muchos casos fueron la principal fuerza libertadora en la región, como fue el caso de los partisanos yugoslavos y griegos.
Los partisanos soviéticos, coordinando sus operaciones con el Ejército Rojo permitieron la liberación de los territorios soviéticos de las tropas alemanas. Así, actuaron como un segundo ejército, atacando detrás de las líneas enemigas.
Los partisanos son una demostración del éxito de la izquierda organizada y su indomabilidad y fiereza. Y junto con las Brigadas Internacionales deberían ser un ejemplo a seguir para todos. Es difícil imaginar una victoria en la que las resistencias armadas no hubieran tenido el rol que tuvieron realmente. Sin estos grupos, la marcha de las tropas hacia Berlín y el debilitamiento general del Reich en Europa hubiera tomado más tiempo, traduciéndose en la pérdida de más vidas humanas: más soldados, más civiles, más víctimas del Holocausto.
Por eso es tan importante recordar el papel de los partisanos en la guerra. Que su memoria sea siempre un recordatorio de lo que pueden lograr las clases bajas si se unen con una misión común.
El Ejército Rojo
En una conferencia a principios de este año denominada “Imperialism on Trial” (El Imperialismo a Juicio) el periodista John Wight dijo que jamás aceptaría a Rusia como su enemigo tras el sacrificio que el Ejército Rojo y el pueblo soviético realizó por la Humanidad. El ex-ministro de parlamento George Galloway hizo el también eco de las palabras de John Wight. Permítaseme a mi también formar parte de ese grito de resistencia: Jamás voy a aceptar a Rusia como un enemigo. Jamás voy a creer a los medios y oficiales occidentales que día a día nos mienten, llamando al Presidente de Rusia un fascista. Es un insulto para el pueblo ruso creer que tras su sufrimiento y sacrificio para detener al fascismo en Europa serían tan ciegos como para no ver un fascista frente a ellos. Pero, lamentablemente, no les son ajenos a ellos los insultos por parte de Occidente. Su rol en la Segunda Guerra Mundial está cada vez más eclipsado por un sistema educativo que omite a los 27 millones de muertos y las atrocidades de las SS en Europa del Este. No es conveniente. Rusia para ellos siempre será el enemigo. Para ellos siempre seran los malos en sus películas. Seguirán representando a este pueblo descendiente de estos grandes héroes como una nación de Iván Dragos. Pero su propaganda xenofóbica nunca va a funcionar conmigo, ni con nadie que conozca la verdadera historia de la Segunda Guerra Mundial.
El Ejército Rojo fue quien liberó Stalingrado, Leningrado, Minsk, Odessa, Kiev, Auschwitz, Varsovia, Praga, Berlín. Dejaron detrás a 27 millones de hermanos y hermanas. Camaradas. Incontables heridos y una nación con una infraestructura en ruinas. Pero se levantaron. Reconstruyeron su país y hasta el día de hoy siguen siendo la piedra en el zapato de Occidente.
Ese es un mensaje que el pueblo de Siria debe recordar. Los años de destrucción que el yihadismo causó en la nación quedarán atrás. Detrás de una nación que resurgirá más fuerte que nunca. Y el sacrificio de sus compatriotas para detener el extremismo islámico y así traer orden a la región tras años de intervencionismo occidental jamás será olvidado así como hoy se recuerda a los camaradas del Ejército Rojo que vencieron al Tercer Reich, también recordaré que Siria brindó un duro golpe al águila y la mandó volando de vuelta a Washington. Que Siria, Hezbollah, Rusia e Irán le produjo al Imperio estadounidense una gran rajadura en su armadura. El Che Guevara probablemente diría que se produjo otro Vietnam en Oriente Medio.
El fascismo hoy
Europa fue liberada de las garras del fascismo, pero estas garras siempre tratan de volver. El Putsch en Ucrania, financiado y fogoneado por Europa y Estados Unidos es una demostración de esto. Debemos siempre estar atentos al resurgimiento de movimientos neo-nazis. Pero debemos ser también astutos. Las acciones de grupos como Antifa solo dañan a la izquierda y victimiza a la derecha. Si el fascismo será derrotado y erradicado definitivamente de la tierra, se necesita inteligencia, no fuerza bruta. El público debe ser educado, los partidos y movimientos sociales deben brindar apoyo a aquellos a los que el capitalismo les da la espalda. Son los desamparados las presas más fáciles del fascismo. Se nutre de ellos, les brinda un camino por el que desahogar su enojo. Les da un enemigo aprobado por las sociopáticas élites, sean los judíos, los mejicanos o los musulmanes. Una pantalla de humo para que el pueblo no vuelque su ira contra quienes realmente los traicionaron. Las mismas élites. Quiénes cerraron sus lugares de trabajo, quienes los desahuciaron, quienes llevaron sus economías a la ruina para generar una ganancia sin importar a quienes dejaran en el camino.
La lucha antifascista en el siglo XXI no se puede llevar a cabo de la misma forma que la del siglo XX. Los tiempos y las sociedades son otros. Se necesitan medios pacíficos, democráticos e inteligentes.
La victoria de la izquierda
Gracias a la acción de todos los que lucharon contra el fascismo, incluyendo a los soldados de los aliados, obreros que cruzaron el Atlántico y el canal de la Mancha para liberar París y encontrar a los soviéticos en el río Elba, la Humanidad se salvó de caer por un abismo.
De haber ganado Alemania la Segunda Guerra Mundial, los sindicatos y partidos de todo el mundo hubieran sido desarticulados y proscritos, los obreros hubieran sido traídos nuevamente a un estado de sumisión producto del adoctrinamiento y la represión. El sueño de Marx y Lenin hubiera muerto para siempre, sus nombres desapareciendo de los libros y las sociedades.
Pero, gracias a todos los hombres y mujeres que lucharon, muchos hasta la muerte, esto no ocurrió. El sueño sigue vivo. Los pueblos protestan por un salario digno, por derechos sociales, por un futuro para sus hijos. Pero para que ese sueño se convierta en realidad, debemos recordar algo fundamental: los logros de los grupos de resistencia y la Unión Soviética se basaron no en acciones individuales, sino en la unidad.
En este día se deben conmemorar dos cosas: el sacrificio del individuo por el bien común y la necesidad de unidad en los pueblos y los trabajadores para vencer y prevalecer.
ETERNA GLORIA A QUIENES PREFIRIERON CAER ANTES QUE CALLAR FRENTE A LAS HORDAS DEL FASCISMO. SU HAZAÑA JAMÁS SERÁ OLVIDADA.
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