Corre el año de 1901 y por todo el territorio venezolano numerosos caudillos regionales y toda suerte de descontentos, se preparan para el inicio de la insurrección en contra del líder de la revolución liberal restauradora Cipriano Castro y sus políticas. Un nutrido grupo de comerciantes, banqueros y de empresas extranjeras se suman al movimiento al cual apoyan con toda clase de recursos tanto económicos como militares, siendo su principal patrocinador el banquero y general Manuel Antonio Matos, quien ya desde el año de 1900 había emprendido la organización de un movimiento para derrocar a Castro, concertando solidas alianzas con el fin de garantizar un sólido sistema de apoyo logístico a través de algunas islas del caribe. En julio de 1901 viaja hacia los Estados unidos donde negocia un fuerte apoyo económico con grupos empresariales. A cambio de tratos preferenciales a dichas empresas en el futuro gobierno recibe sumas de 100.000 y 45.000 $ de apoyo. De aquí pasa a Europa donde equipa un buque y adquiere numeroso armamento e inicia el viaje de regreso vía Martinica y curazao donde se le suman numerosos caudillos comprometidos en el movimiento e inicia operaciones para distribuir el armamento y tropas a todos los involucrados
Matos ha logrado crear la más grande de las alianzas de jefes y caudillos regionales hasta ese momento en el suelo venezolano. El día 19 de diciembre de 1901 con el alzamiento en Maracay se inicia la insurrección de manera oficial, que pasara a ser conocida como revolución libertadora. El día 15 de mayo de 1902 matos desembarca en Güiria y pocos días después en Carúpano convoca a la insurrección general contra el gobierno de castro. La guerra se extiende con rapidez por todo el país y en pocos meses controlan gran parte del territorio nacional. Desde oriente y occidente convergen los diversos caudillos comprometidos y sus tropas a villa de cura.
En las altas esferas del gobierno aumenta la zozobra día a día .Ante la amenaza de tan poderoso enemigo Castro decide ponerse personalmente al frente de sus tropas y encabezar las operaciones bélicas en julio de 1902,inyectando una dosis de entusiasmo a las tropas ya desmoralizadas por tantas derrotas y la falta de municiones
Castro se hace fuerte en la población de la victoria, donde posiciona sus tropas en los cerros que rodean a la ciudad. Aquí combatirían por espacio de casi tres semanas cerca de 20.000 combatientes por ambos bandos (8.000 del gobierno y 12.000 de la libertadora). Esta batalla constituye la más grande librada en Venezuela en toda su historia política y militar y es también donde se usa el más moderno armamento habido hasta ese momento en el país. Cuando las tropas de la libertadora se aproximan a la victoria Castro tiene todo preparado ya para rechazar el ataque que da comienzo el día 13 de octubre. El ejercito de castro ya casi agotadas la munición, recibe el día 18 un tren con reabastecimientos que logra romper las líneas enemigas
Los combates se suceden a lo largo de tres semanas en las que las tropas de la libertadora no consiguen articular un ataque combinado y simultaneo en todas las posiciones ocupadas por el gobierno, en tanto las municiones se van agotando en combates parciales y sin ningún resultado, creándose una situación de estancamiento. Es en este contexto donde la habilidad y el valor de las tropas trujillanas que apoyan a Castro serán decisivos en el triunfo de este y en el futuro político del país
Ya al acercarse la semana final de los combates, el agotamiento de la munición empieza a hacerse patente en ambos bandos. Castro en reunión de su estado mayor plantea la necesidad de la retirada hacia occidente por la vía de Ocumare o puerto cabello, para reponer municiones, reforzar las tropas y regresar luego. El general Leopoldo Baptista, jefe de la división de los andes (mayoritariamente integrada por trujillanos) plantea a Castro y a juan Vicente Gómez su segundo al mando que posee un plan para tomar por sorpresa el cerro denominado el copey, principal punto de las defensas de la libertadora y que necesita cinco días para llevarlo a cabo, el cual es aprobado por Castro
En una primera fase el general Baptista comisiona a uno de sus oficiales de confianza de nombre Maximiano Duran que con seis hombres, se apostara al pie del cerro el copey en un punto escogido por él, cercano a las posiciones enemigas y esperara una señal convenida. Ya al anochecer el general Baptista sale de su campamento y con una vela encendida da la esperada señal. Duran y sus hombres disparan sobre las posiciones enemigas y reciben en respuesta furiosas y repetidas descargas. Esta acción es repetida varias noches seguidas y la repuesta contraria es cada vez más débil en intensidad, ya para la cuarta noche a los disparos de Duran no se produce descarga alguna, solo responden con burlas, gritos e insultos.
Ya en este punto Baptista pasa a la fase siguiente de su plan que consiste en la toma del cerro el copey por sorpresa y la cual será ejecutada por un grupo selecto de cuarenta hombres por el seleccionados personalmente, todos ellos oficiales en su mayoría(capitanes, tenientes , coroneles, sub-oficiales y muy pocos elementos de tropa). Dicha unidad es puesta al mando nuevamente de Maximiano Duran, como arma solo irán provistos de machetes amolados por filo y canto, nada de armas de fuego de ningún tipo
La tarde del quinto día (1 de noviembre, día de todos los santos) Leopoldo Baptista reunió a los cuarenta hombres para afinar los últimos detalles y dar las ultimas órdenes y aclaraciones. Les informa que esa misma noche se ejecutaría el plan, para terminar con esa batalla tan larga y costosa y que la responsabilidad seria enteramente de ellos y nadie más. Que entre ellos hay mayoría de oficiales, pero en esta misión son todos simples soldados y un solo oficial estará al mando: el coronel Maximiano Duran y si este cae asume el coronel Eliseo rojas y si igualmente cae el coronel Marín. Todos irán en calzoncillos y descalzos para que no haya ruido. Nada de armas de fuego, cada uno va llevar un machete (instrumento de labranza utilizado también como arma de infantería a modo de sable) como única arma. Desde que salgan del campamento por la noche, hasta terminar la misión, nadie tose, nadie estornuda, nadie habla, solo el coronel Duran cuando tenga que darles órdenes. Les reitera que todos son veteranos, que van a dar un asalto al machete, que va a ser en la oscuridad y por eso van casi desnudos, que donde toquen ropa o puedan distinguir a alguien vestido ahí va el tajo, también nada de indiscreciones ni de aguardiente para darse animo…simplemente van a tomar el cerro donde va a llevarlos el coronel Duran. Les recuerda que regresen todos vivos y tengan en cuenta que los escogió entre mil y tantos que tiene al mando y se retiren y estén preparados
Esa noche (1 de noviembre) en absoluto silencio y con el mayor sigilo y reptando como serpientes los miembros de este comando, suben la ladera del cerro y se sitúan cerca de las posiciones enemigas ya amaneciendo el día 2, día de los difuntos, hora del conticinio (la hora de la noche en que todo está en silencio). Ya están arriba a pocos metros de los centinelas. Abajo el general Leopoldo Baptista con una vela en la mano da la señal acordada para el inicio del ataque al coronel Duran e inmediatamente este y sus hombres se precipitan sobre las defensa enemigas, los primeros en caer son los centinelas apostados con el cráneo destrozado. De inmediato cunde el pánico en las tropas de la libertadora, en la confusión se disparan unos a otros y empieza la desbandada, seguidamente la artillería del gobierno bien situada y dispuesta inicia a abrir fuego y las tropas que estaban en espera comandadas por Leopoldo Baptista y Manuel Salvador Araujo rodean el cerro y empiezan el ataque abajo hacia los que huían
Los cuarenta regresaron vivos y allí termino la batalla de la victoria y empezó el fin de la revolución libertadora. En el parte oficial de la batalla casi nada hace alusión a esta acción, se desparrama en loas a Castro y Gómez y falsea de muchas formas los hechos. Posteriormente Leopoldo Baptista en carta a su esposa en Trujillo de fecha 5 de noviembre en uno de sus párrafos expresara sobre lo sucedido lo siguiente de forma textual: “por fin se derroto al enemigo de modo espantoso. Me tocó a mí el despedirlos tomándoles sus principales trincheras llaves de su posición. Cuarenta de mis muchachos con muy buenos oficiales las asaltaron, y esos cuarenta hombres derrotaron a 6000 y no tuve un muerto siquiera, ¡la mano de dios! El enemigo se ha dividido en todas direcciones y se le persigue activamente”
En la mañana del día 2 de noviembre ante la rotura de sus líneas el general Matos ordena la retirada general, deja sobre el campo cerca de 3000 muertos. Partir de aquí las fuerzas de los caudillos se debilita y dispersan. Continúan los combates en diversas partes de Venezuela pero la derrota de la revolución libertadora está asegurada. Uno a uno los comprometidos será batidos en sus regiones por las tropas del gobierno. El día 11 de junio de 1903 Matos reconoce en una proclama su derrota y declara el fin de las hostilidades, solo continua la resistencia el caudillo Nicolás rolando quien finalmente es vencido por Juan Vicente Gómez en ciudad bolívar el día 21 de julio de 1903 después de un asedio de varios días. Con esta acción se cierra para siempre en Venezuela la era del caudillaje histórico y la última de las guerras civiles
Fuentes:
Revista el desafío de la historia numero 11
Revista memorias de Venezuela
Roberto vetencourt, libro “ Tiempo de Caudillos”
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