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Una de las preguntas más complejas que se hacen quienes se preocupan por el impacto social de su consumo es si es ético o no fabricar zapatos en países de bajos salarios.. La respuesta no es sencilla, ya que depende de muchos factores y circunstancias.
Por un lado, es cierto que la fabricación de zapatos en países como Bangladesh, Vietnam o India implica un coste laboral mucho menor que en países con mayores estándares de vida y de trabajo, como Estados Unidos o países europeos. Esto significa que las empresas que deciden producir allí reducen sustancialmente sus costes de producción y, por tanto, pueden ofrecer sus productos a precios más bajos, lo que puede ser visto como algo positivo para los consumidores.
Sin embargo, esto también implica que los trabajadores de estos países reciben salarios muy bajos, y en muchos casos trabajan en condiciones precarias, con largas jornadas laborales y sin medidas de seguridad adecuadas. Además, en algunos casos, se han denunciado situaciones de explotación laboral infantil, y las condiciones de trabajo son a menudo muy diferentes de las que encontramos en los países con mayores estándares de vida.
Todo ello nos lleva a cuestionarnos si es ético que las empresas se aprovechen de estas condiciones para reducir sus costes y aumentar sus beneficios. Por otro lado, también podemos plantearnos si al trasladar la producción a estos países, se está contribuyendo al desarrollo de economías más pobres, lo que podría ser visto como algo positivo a largo plazo.
En todo caso, creo que la respuesta más acertada ante esta cuestión es que depende del modelo de producción que se lleve a cabo. Si las empresas intentan mejorar las condiciones laborales y ofrecer un salario justo a los trabajadores de estos países, y además aseguran que se cumplen unas condiciones dignas de trabajo, podríamos decir que se trata de una práctica ética.
Por otro lado, si las empresas buscan únicamente reducir sus costes, sin preocuparse por el impacto social de su producción, estaríamos ante una práctica injusta y poco ética. En definitiva, la fabricación de zapatos (o cualquier otro producto) en países de bajos salarios no es ética per se, pero dependiendo de cómo se lleve a cabo, puede ser una práctica beneficiosa para el desarrollo económico de estos países y para el consumidor final
Me gusta fabrizar zapatos desde hace mucho tiempo con el trabajo en fabrica de zapatos directamente en maquinarias en masa