La proliferación de la sesión remota durante la pandemia ha permitido que disminuya considerablemente la cantidad de personas que se saltan sesiones psicoterapéuticas. Esto se debe en parte a que el sistema provee de una accesibilidad mucho mayor, junto a la propia cuarentena y el encierro que necesariamente provocó que las personas estuvieran más tiempo en sus hogares, con la posibilidad de acceder a una sesión por internet.
Según varios estudios norteamericanos, previo a esto, tres de cada cinco sesiones de salud mental eran pospuestas o simplemente omitidas. En contraste, la teleterapia, en estos dos últimos años, ha probado ser un valioso apoyo, especialmente para pacientes que sufren de ansiedad o cuadros muchas veces asociados al aislamiento.