Mi regalo Favorito/La muñeca que camina/Por @gemamedina

Tantos recuerdos que guardamos de nuestra infancia, de los juegos en los que participábamos, de los amigos con los que compartimos momentos que nos hicieron aprender, ser solidarios, desarrollar la imaginación, ser creativos.

_{Mi regalo favorito, bajo el árbol de Navidad. Hecho con Canva}

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Y de todos esos momentos hay unos especiales. Son, sin duda, aquellos en los que con tanto deseo, descubríamos los regalos que nos dejaba el Niño Jesús, al pie del árbol de Navidad.

_{Los bebés queridos, tan amados por las niñas}

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En mi casa éramos los tres hermanos más pequeños quienes esperábamos los tan anhelados regalos. Nuestros padres nos iban preparando poco a poco durante la noche del 24 de diciembre para estar listos para recibir los juguetes. Cenábamos temprano una porción adecuada a nuestra corta edad los platos típicos navideños como la hallaca, el pan de jamón, la ensalada de gallina. Nos inclinábamos más por los bollitos de maíz, y el pollo al horno. No faltaban el turrón, nueces, avellanas, refrescos, dulces. Luego compartíamos un rato con los hermanos más grandes, con los padres, oíamos aguinaldos, gaitas y villancicos, y a eso de las siete de la noche, nos íbamos a acostar bajo la promesa de que a las doce de la medianoche nos despertarían para recibir los obsequios.

_{La gastronomía que se sucede año tras año en las Navidades}

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Y así sucedía. De todos esos juguetes el que recuerdo con más amor y aprecio fue la muñeca que caminaba. Era una muñeca que había pedido al Niño Jesús, muy segura de que me la traería. Y esa noche, la recibí. Era una muñeca hermosísima. De muy buen tamaño, tenía una cabellera castaña, sus ojos negros, estaba vestida con un júmper blanco y rosado, sus zapaticos eran negros con un lacito rojo, medias hasta las rodillas. Era la muñeca soñada. Y cuando se tomaba de la maño, ella tenía un mecanismo que le permitía dar pasos simulando el andar de una niña.

_{Casitas de muñecas, coches y cunas, accesorios que nos hacen soñar}

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Esa experiencia me llenó de alegría, casi que no lo podía creer. Era la muñeca más grande que había tenido en todos mis cortos siete años, así que me sentía acompañada por mi nueva muñeca que parecía una niña, y que podía caminar. La muñeca se convirtió en un símbolo para mí. La cuide mucho, durante el tiempo que la tuve conmigo. Mi hermana mayor, que sabía coser, le hacía trajes especiales y la cambiábamos de atuendo según la ocasión. Hasta le celebrábamos el cumpleaños con torticas que mi hermana preparaba con huevos, azúcar y harina.

_{Juguetes para varones y hembras, todos con una gran ilusión de Navidad}

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Así pasaron los años, yo fui creciendo y con el paso del tiempo la muñeca pasó a manos de las niñas que iban iban creciendo en la familia. La muñeca tuvo mucha vida en el núcleo familiar y pasó a ser el juguete preferido de mis sobrinitas. Se convirtió en un regalo familiar para unas dos o tres sobrinas que la amaron tanto como yo.

_{El gorro más querido de las Navidades, el gorro de Santa Claus}

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Ya con el transcurrir del tiempo, la muñeca se daño, el mecanismo que le permitía caminar se trabó hasta que llegó el día en el que se desechó. Aún recuerdo mi muñeca con mucho cariño y no olvido lo feliz que ella me hizo, durante mi infancia y luego verla aún activa, cuando yo ya me convertía en una adolescente.

_{Juguetes que nos inspiran e invitan a hacer volar la imaginación}

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Este es mi tributo a ese juguete amado e inolvidable en mi vida, aún hoy, cuando ya soy una mujer, madre, adulta, y en vías de una pronta jubilación laboral.

_{Yo, mirando la Navidad desde mi recuerdo de la infancia}

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