Lo que leerás aquí es una versión un poco ampliada de mi respuesta. Aclaro que estoy lejos de ser un experto en consejería bíblica. Hay personas mucho más capacitadas que yo para hablar de estos asuntos. Sin embargo, ¿no es cierto que todos los cristianos debemos procurar entender lo básico de cómo luchar contra el pecado en nuestras vidas?
Es precisamente por eso que me atrevo a dar mi respuesta básica a la pregunta, “¿cómo puedo ayudar a un cristiano en su lucha contra el pecado?”, esperando que te motive a seguir aprendiendo más al respecto en la Palabra de Dios, aclarando también que hasta donde sé y veo en la Biblia, creo que el pecado, sin importa la forma en que esté (mentira, lujuria, hablar chismes, etc), siempre debe atacarse en esencia de la misma manera: Confiando en el Señor, con el poder de Su Palabra.
Por supuesto, estos principios bíblicos que te compartiré no sólo sirven para ayudar a otros hermanos, también son necesarios para nosotros.
- Ora por él, pidiendo a Dios que obre en su vida
Esto puede sonar cliché y obvio, pero si en realidad conocemos a Dios sabemos que nunca está de más mencionar que tenemos que orar.
Nuestro Señor es poderoso y misericordioso para hacer en nosotros lo que jamás podríamos hacer por nosotros mismos. Lo necesitamos desesperada mente. Separados de Él, nada podemos hacer (Juan 15:5).
Ora por tu hermano pidiendo a Dios que lo santifique por Su Palabra (Juan 17:7). Pídele que los ojos de su corazón sean iluminados, para que sepa cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y así adore más a Dios (Efesios 1:18).
- Recuérdale las promesas de Dios
En 2 Pedro 1:3-5 leemos que Dios nos ha dado “maravillosas promesas, a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo”.
Allí se hace evidente que por medio de atesorar las promesas de Dios, escapamos de la tentación y andamos en santidad. Lo cual implica que pecamos cuando creemos que las promesas del pecado son más satisfactorias que las de Dios. ¡Necesitamos recordar lo que Dios ha dicho!
Esa es la razón por la que el salmista afirma: “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” (Salmos 119:11). Moisés también ejemplifica cómo las promesas de Dios nos santifican (Hebreos 11:24-26). Jesús oró por nosotros: “Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad” (Juan 17:17)
La Palabra de Dios despierta y aviva la fe por el poder del Espíritu Santo (cp. Romanos 10:17). Por tanto, recuérdale a tu hermano lo que Dios ha dicho.
Para esto es crucial la vida en comunidad. La iglesia es, entre otras cosas, un centro de convalecencia de pecadores que anhelan andar en santidad recordando y enseñando unos a otros la Palabra de Dios (Hebreos 10:24-25).
Habla sobre las riquezas del Señor con tu hermano. Y recuérdale que tal vez caminar en santidad parezca arduo, pero en verdad es mucho más fácil que lo que el resto del mundo trata de hacer: ser feliz sin Dios.
- Anímale a afirmar siempre su nueva identidad
¿No es asombroso cómo en la iglesia en Corinto habían serios problemas, pero a pesar de eso Pablo llama sus miembros “santificados en Cristo Jesús”? (1 Corintios 1:1-2)
En Cristo tenemos una nueva identidad. Hemos sido adoptados por Dios (Juan 1:12-13; Romanos 8:15-16). Somos vistos como santos y justos delante de Él, por medio de la fe, gracias a lo que Jesús ha hecho por nosotros (Romanos 5:1,18-19).
Es importante que animes a tu hermano a que no se defina a sí mismo por sus pecados. Por ejemplo, exhórtalo a que deje de hablar de sí como “mentiroso”. Ni aún permitas que se defina como “cristiano mentiroso”, sino más bien como “un cristiano que lucha con falta de confianza en el Señor y necesita ser más íntegro”.
Sí, esto puede lucir como algo pequeño, pero hace una diferencia grande al ser un paso crucial en pos de tener una mente renovada conforme a la verdad (Romanos 12:2). Esta es una forma de recordarnos el evangelio.
Si somos de Cristo, entendamos que nuestro pecado no nos define. Nos define Cristo. Somos nuevas criaturas en Él (2 Corintios 5:17). Somos suyos (Hechos 20:28). Él terminará lo que ya empezó en nosotros (Filipenses 1:6). Nada nos puede separar de Su amor (Romanos 8:38-39).
Esto es un consuelo enorme en nuestra lucha contra el pecado y también una motivación inmensa para amar más al Señor.
The rod of correction is love
He who withholds punishment hates his son;
But he that loveth him chasteneth him early.
Proverbs 13.24
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así es ministro. .... QUE DIOS NOS AYUDE PARA SEGUIR FIRMES EN CRISTO JESÚS BENDICIONES GRACIAS POR SU COMENTARIO.
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