CUANDO EL SEÑOR REQUIERE MÁS DE MÍ
Es emocionante oír el llamado del Señor, con profundo amor, le decimos: Heme aquí, envíame a mí. Hubo alguien a quien el Señor llamó, y al verle, se asombró, y le respondió inmediatamente: Heme aquí. Sin embargo, cuando el asunto empezó a conllevar responsabilidad, él un corto ni perezoso le colocó 5 excusas a Dios: 1º ¿Quién soy yo? (Éxodo 3:11). 2º ¿Quién eres tú? (Éxodo 3:13). 3º ¿Y qué si no me escuchan? (Éxodo 4:1). 4º Nunca he sido buen orador. (Éxodo 4:10). 5º Sé que puedes hallar a alguien más (Éxodo 4:13).
Pero, como dice el apóstol Pablo, ¿Seremos más fuertes que el Señor?, así que este siervo llamado Moisés, aceptó el llamado de un Dios a quien casi no conocía. Cuando vino dificultad en su servicio a Dios, le dijo: ¿Para qué me enviaste? (Éxodo 5:23); sin embargo, a pesar de las dificultades, cumplió con lo que el Señor le dijo: fue donde Faraón para sacar a los hijos de Israel de Egipto, y cumplió este propósito que Dios le encomendó.
Sabemos que este hombre fue más allá, estuvo con el pueblo en el paso del Mar Rojo, y anduvo con ellos en el desierto, por lo que, al pasar del tiempo, vemos a un cansado Moisés decirle al Señor: ¿Por qué has hecho este mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres? No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía (Números 11:11-12,14).
Ya Moisés había hecho lo que se le había encomendado y el Señor le pedía más, él se sentía cansado, era demasiado peso para él solo, tomando en cuenta que era un pueblo duro de cerviz, pero le cumplió al Señor, corrió una milla más, Dios le socorrió enviándole ayuda a través de los setenta ancianos, y le respaldo siempre, en medio de toda oposición, y además del Señor ha recibido honra en los cielos y en la tierra por su fidelidad y esfuerzo.
En tu vida de servicio al Señor, ¿Crees tener más cargas que las que tuvo Moisés? Si el Señor requiere más de ti, ¿Te quedarás con la actitud de negación por la que pasó Moisés, o como hizo él, avanzarás? El reino de los cielos lo arrebatan los violentos y esta violencia requiere responsabilidad, no es que mataste al tigre y ahora le vas a tener miedo al cuero, sino que corres la carrera, peleas la buena batalla y perseveras hasta el fin.