Regresar a las viejas costumbres de la Iglesia de principios del siglo I nos lleva de regreso a la plenitud del Espíritu Santo y al punto de vista de la Iglesia del Señor unida en el espíritu de unidad. Todos los cristianos estaban unidos y compartían cosas en común, sin egoísmo ni mezquindad. La Iglesia llena del Espíritu Santo llevó a los hermanos a deshacerse de sus posesiones y dárselas a los necesitados. Llénate del amor de Dios y busca las necesidades de los demás. La Iglesia primitiva se centró en la unidad y en ayudar a los hermanos más débiles y en ganar el favor de la gente de la comunidad. 32 Y la multitud de los que habían creído eran de un corazón y un alma; y nadie reclamaba crédito por nada de lo que poseía, pero tenían todas las cosas en común. La unidad de la Iglesia primitiva era tan fuerte que los que creían en Jesús tenían un solo corazón y una sola alma. Siempre intentaron estar unidos y escuchar las necesidades de algunos hermanos de la Iglesia. Cuando vieron la necesidad entre los hermanos, algunos que tenían propiedades y herencias vendieron sus propiedades y trajeron todo el dinero de la venta para que los apóstoles lo donaran a los hermanos necesitados. Esta enseñanza es impresionante. En la Iglesia del siglo I no había egoísmo, se vivía el amor al prójimo. La Iglesia del Señor hoy debe tener en cuenta los principios y valores de la Iglesia primitiva y desarrollar una mente social y humanitaria más amplia que impregne el corazón de la sociedad y la comunidad como un ejemplo vivo del amor de Cristo por los pecadores y los más pobres de la sociedad. La Biblia dice que no había hermanos con necesidades materiales en la comunidad cristiana del primer siglo porque siempre había hermanos en la iglesia que se acercarían y ayudarían a los más pobres.Deshacerse de la propiedad no es fácil, pero cuando estamos llenos del Espíritu Santo, pasa a un segundo plano y ponemos más énfasis en la caridad. Lo que se practicaba en la Iglesia primitiva debe guardarse y aplicarse en la Iglesia de hoy. No podemos ver las necesidades de nuestros vecinos y cerrar los ojos y caminar como si nada hubiera pasado. Necesitamos desarrollar un espíritu de preocupación social y humanitaria dentro de nosotros para servir a aquellos que se encuentran en una situación desesperada en esta vida.
33 Y con gran poder los apóstoles dieron testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia cayó sobre todos ellos.
34 para que no hubiera entre ellos un menesteroso, porque todos los poseedores de tierras o casas las vendieron y trajeron el precio de lo vendido
35 y lo pusieron a los pies de los apóstoles, y se repartió a cada uno según a su necesidad. Hechos 4: 32-35
La igleisa de nuestro señor Jesucristo //por@antonella20 // 10% para heartchurch
No debemos olvidar el ministerio terrenal de nuestro Señor Jesucristo, quien por amor siempre se preocupó de ayudar a los huérfanos, las viudas, los enfermos y los necesitados. No fue un servicio egocéntrico, sino un servicio con sentido social y humanitario. El llamado a la Iglesia de hoy es volver a las viejas formas de la Iglesia primitiva y poner el amor de Cristo en primer lugar para llegar a los más vulnerables de la sociedad.