El visitante semanal

in hive-108514 •  3 years ago 

¡Cordiales saludos comunidad!



La campana sonó y marcó el final de la clase, las puertas se abrieron y un gran número de felices adolescentes llenó los corredores, Bill Coleman se dirigió hacia el gimnasio.

Un largo corredor conectaba el edificio principal con el gimnasio, que contenía las fotografías de numerosos atletas famosos que habían pasado por las aulas de esa institución durante los últimos 40 años, Bill nunca le había prestado mucha atención, no conocía a ninguno de ellos.

En su prisa por llegar al gimnasio, tropezó con un anciano de espalda encorvada, tenía un cigarro apagado entre los dedos y miraba las fotografías.

Bill le pidió disculpas, pero el anciano no le prestó atención, como tampoco se preocupó de los alumnos que circulaban por el corredor, permanecía contemplando las fotografías.

Bill veía después regularmente al mismo anciano que miraba las fotografías una vez por semana, extraña persona, pensó, porque viene aquí.

Ha visto a ese anciano en el corredor, preguntó Bill a un profesor, ¿Qué hace aquí?.

Es una triste historia, replicó el profesor, fue alumno de este colegio, era un destacado atleta, todavía mantiene un par de record en carreras, era un buen alumno y tenía planes de ir a la universidad, todos pensaban que tendría mucho éxito en la vida.

Y que sucedió, preguntó Bill, es evidente que ahora no goza de mucho éxito. La noche de su graduación se unió a un grupo de amigos para celebrar con algunos tragos, se amontonaron en un carro, salieron al camino y se produjo un accidente, ninguno sufrió mucho daño, excepto el anciano que está en el corredor, no pudo seguir practicando el atletismo.

Entonces Bill supo por qué el anciano iba a mirar las fotografías del corredor, trataba de recordar como eran las cosas antes de la celebración con el alcohol, pensaba en el éxito que hubiera podido alcanzar si no hubiera cometido aquel error.


Los adolescentes sabios se mantienen alejados de los amigos que incluyen alcohol y drogas en sus fiestas, por el contrario se llenan de espíritu santo.

Como podemos liberarnos de la culpa o preocupación por los errores pasados, se puede hacer sin eliminar la alegría de hoy, primero determinamos dejarlos ir, no importa lo que fueron o cuando ocurrieron, volvemos entonces mente y corazón a Dios para que limpie totalmente la culpa y preocupación.

Lo que nos parece injusto, puede transformarse en la experiencia que necesitamos para disfrutar de bienestar físico y emocional, para crecer y desarrollarnos espiritualmente.

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