Somos la gran familia de Dios
Salmos 133:1 Reina-Valera 1960
“! Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!”
Cuando nosotros aceptamos a Jesucristo como nuestro señor y salvador pasamos a formar parte de la gran familia de Dios, somos su pueblo, somos parte del cuerpo de Cristo donde estamos incluidos todos los que hemos sido redimidos por la sangre Cristo.
Efesios 4:16 Reina-Valera 1960
“De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”
Cuando hablamos de todo el cuerpo nos estamos refiriendo directamente a la iglesia de Cristo es decir nosotros sus redimidos, recordemos los dos grandes mandamiento que Cristo nos dejó, donde simplifico los diez mandamientos que Dios le dio a Moisés, como lo podemos ver en
Mateo 22:37-39 Reina-Valera 1960
“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
Cuando formamos parte de la gran familia de Dios nuestra vida cambia, primero conseguimos la paz que tanto anhela las personas que aún está en el mundo, porque la paz que el mundo ofrece es pasajera, más la paz que Dios nos da es eterna pues estamos cubiertos por la sangre de Cristo. En segundo pasamos a ser coherederos del reino de Dios conjuntamente con Cristo, gozaremos de la vida eterna en Cristo Jesús.
Tenemos que dar a conocer al mundo la unión, el amor y la fraternidad que Dios nos manda a que tengamos para que los no creyentes vean en nosotros el amor de Dios manifestado en nuestras vidas para que ellos sientan el deseo de ser parte de esta gran familia, porque nosotros no podemos predicar el amor de Dios si entre nosotros no existe ese amor que Dios nos insta a tenernos mutuamente, ayudarnos en todas la situaciones y dificultades que se nos presenten y no dejar de congregarnos jamás, en la congregación se mantiene la comunión entre hermanos, tenemos que ser celosos y escoger nuestros verdaderos amigos, el apóstol Pablo hace hincapié en esto lo vemos en
1 Corintios 15:33 Reina-Valera 1960
“No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.”
Hermanos mantengámonos unidos no le demos cabida al enemigo en su afán de querer separarnos del cuerpo de Cristo, oremos los unos por los otros, porque cuando estamos unidos en un solo cuerpo el amor es una realidad y esta realidad es la marca que nos distingue como verdaderos cristianos.
Juan 13:35 Reina-Valera 1960
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”
Hebreos 10:24,25 Reina-Valera 1960
“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”