IDIOMA ESPAÑOL
No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
(Nehemías 8:10)
¿CÓMO PODEMOS TENER ESTE GOZO?
Teniéndole a Él. Si este gozo profundo y permanente es el de Cristo, sólo podremos tenerlo teniéndole a Él. En Hechos 8:8 leemos que “hubo gran gozo en aquella ciudad” ¿Por qué? El versículo 5 nos lo dice. Y el versículo 35 también. Para tener su gozo hemos de tenerle a Él: vea Juan 17:13.
Leyendo su Palabra. Cuando leemos la Biblia y aceptamos la verdad, sentimos un gran gozo: mire 1 Juan 1:4. Esto es como tener “el corazón ardiendo” como resultado de estar con Él y oírle: vea Lucas 24:32.
Sometiéndonos a Él. Note en Lucas 10:21 que se nos dicen dos cosas: la primera, que “Jesús se regocijó…”, y la segunda, que se sometía completamente a la voluntad de su Padre. Su gozo era el gozo de una total y continua sumisión a la voluntad de su Padre celestial. En palabras de Madame Guyon, “¡O, la bendición de un dolor aceptado! Cuando aceptemos el sufrimiento de su mano, los dolores tanto como los placeres, entonces nuestro gozo será verdaderamente pleno”.
Por el Espíritu Santo. La traducción literal de Lucas 10:21 es “Jesús se regocijó en el Espíritu Santo”, y otra traducción dice “en aquel mismo momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús”: mire y compare con Romanos 15:13.
Ahora mismo Jesús está exaltado en el Cielo, el Hombre perfecto en un perfecto cuerpo humano. Su deseo es que Su gozo sea completo en nosotros. ¿Cómo será esto posible, estando el allá y nosotros acá? ¡Él está en el Cielo y nosotros en la tierra! La respuesta es: por el Espíritu Santo. “El fruto del Espíritu es… gozo”: mire Gálatas 5:22, y compárelo con Hechos 13:52 y Efesios 5:18.
La Palabra de Dios trajo convicción al corazón del pueblo de Israel. Se postraron a una ante Dios en adoración, reconociendo que necesitaban volver al Señor. Habían ignorado los mandatos de Dios y eso los entristeció. Ahora se daban cuenta de que debían obedecer a Dios y vivir dentro de su voluntad.
A Dios le agradó la actitud de ellos y los animó a través de Nehemías: «No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza».
Dios también te escucha cuando te acercas a él arrepentido. Él está atento a tu clamor y te ayudará a obedecerlo. Vive en humildad y adoración ante el Señor. Ve ante él y recibe hoy su gozo. ¡Fortalécete en el Señor.
IDIOMA INGLES
Do not be sad, for the joy of the Lord is our strength.
(Nehemiah 8:10)
HOW CAN WE HAVE THIS JOY?
Having Him. If this deep and permanent joy is that of Christ, we can only have it by having Him. In Acts 8:8 we read that “there was great joy in that city.” Why? Verse 5 tells us. And verse 35 too. To have his joy we must have him: see John 17:13.
Reading his Word. When we read the Bible and accept the truth, we feel great joy: look at 1 John 1:4. This is like having a “burning heart” as a result of being with Him and hearing Him: see Luke 24:32.
Submitting to Him. Notice in Luke 10:21 that we are told two things: the first, that “Jesus rejoiced…”, and the second, that he submitted completely to the will of his Father. His joy was the joy of total and continual submission to the will of his heavenly Father. In the words of Madame Guyon, “O, the blessing of an accepted pain! When we accept the suffering at his hand, the pains as well as the pleasures, then our joy will be truly full.”</ Center>
By the Holy Spirit. The literal translation of Luke 10:21 is “Jesus rejoiced in the Holy Spirit”, and another translation says “at that very moment, the Holy Spirit filled Jesus with joy”: see and compare with Romans 15:13.</ center>
Right now Jesus is exalted in Heaven, the perfect Man in a perfect human body. His desire is that his joy be complete in us. How will this be possible, when he is there and we are here? He is in Heaven and we are on earth! The answer is: by the Holy Spirit. “The fruit of the Spirit is…joy”: Look at Galatians 5:22, and compare with Acts 13:52 and Ephesians 5:18.
The Word of God brought conviction to the hearts of the people of Israel. They bowed as one before God in worship, acknowledging that they needed to return to the Lord. They had ignored God's commands and that saddened them. They now realized that they must obey God and live within his will.</ Center>
God was pleased with their attitude and encouraged them through Nehemiah: "Do not be sad, for the joy of the Lord is our strength."
God also listens to you when you approach him in repentance. He is attentive to your cry and will help you to obey it. He lives in humility and worship before the Lord. Go before him and receive the joy of him today. Be strong in the Lord.