How difficult can it sometimes be for us to forgive someone who cheats on us, hurts us, or hurts us? The closer the person who commits the fault against us, the deeper and more painful the emotional wound can become, and yet this can also be the case when the fault comes from a perfect stranger or from ourselves. Although it is true that the pain caused by an emotional wound can reach overwhelming levels, it is also true that we can calm, heal and heal those hurts and pains by following the path of love and forgiveness indicated by Jesus Christ.
There are many Biblical verses that speak to us and exhort us to assume forgiveness as the hallmark of the Christian life. Let's read and reflect on Matthew 18, 21-22 to realize the importance of this imperative of mercy in our lives:
Then came Peter and said to him, Lord, how oft shall my brother sin against me, and I forgive him? until seven times? Jesus saith unto him, I say not unto thee, Until seven times; but, Until [m]seventy times seven.
To understand Peter's questions and Christ's teaching, it is necessary to refer to Genesis 4:24:
If Cain shall be avenged sevenfold, Truly Lamech seventy and sevenfold.
In Mt 18, 21-22, we see how the Lord, understanding why Peter makes use of the number 7 when formulating his question, answers him and the Jews of his time, alluding in the opposite sense to what Lamech said to his wives in Gen. 4, 23-24, all this with the clear intention of making them see that the Lord wants and expects from each one of them (and from us) not a vengeful and spiteful heart but rather a merciful and loving heart as it is God's. The expression "seventy times seven" used by Jesus, which most likely refers to the well-known use of Greek distributive figures, is a phrase that invites us to always forgive.
When we are able to forgive ourselves and those who offend us, we are able to free ourselves from the crushing weight of guilt and resentment. Forgiveness brings us closer to God, to inner peace, to happiness. The pain caused by the emotional wound produced in us by the offense of the other or our own fault, can be overcome in the decision to forgive. Both love and forgiveness are necessary to lead a life in holiness, in them the soul is cleansed and perfumed to present itself pleasingly before the Lord. In Christ, the inexhaustible source of piety, we find the perfect model of a merciful and just heart, moreover, in Him, we find God's forgiveness and also the wisdom and strength to be able to forgive ourselves and to forgive those who offend us .
May the Holy Spirit inspire in us all the good that can come from Him. Amen.
SPANISH VERSION
¿Cuán difícil se nos puede hacer a veces perdonar a alguien que nos engaña, que nos lastima o que nos perjudica? Mientras más cercana es la persona que comete la falta contra nosotros, tanto más profunda y dolorosa puede llegar a ser la herida emocional, y sin embargo esto también puede ser así cuando la falta proviene de un perfecto extraño o de nosotros mismos. Aunque es cierto que el dolor causado por una herida emocional puede llegar a alcanzar niveles abrumadores, también es cierto que podemos calmar, curar y sanar esas heridas y dolores siguiendo el camino del amor y del perdón señalado por Jesucristo.
No son pocos los versículos Bíblicos que nos hablan y nos exhortan a asumir el perdón como sello distintivo de la vida cristiana. Leamos y reflexionemos Mateo 18, 21-22 para darnos cuenta de la importancia de este imperativo de la misericordia en nuestra vida:
"Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?». Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»"
Para comprender las preguntas de Pedro y la enseñanza de Cristo es necesario remitirnos a Génesis 4, 24:
"Caín será vengado siete veces, mas Lámek lo será 77.»"
En Mt 18, 21-22, vemos cómo el Señor, entendiendo por qué Pedro hace uso del número 7 cuando formula su pregunta, le contesta a este y a los judíos de su tiempo aludiendo en sentido contrapuesto lo dicho por Lamec a sus mujeres en Gn 4, 23-24, todo esto con la clara intención de hacerles ver que el Señor quiere y espera de cada uno de ellos (y de nosotros) no un corazón vengativo y rencoroso sino más bien un corazón misericordioso y lleno de amor como lo es el de Dios. La expresión "setenta veces siete" empleada por Jesús, que refiere muy probablemente al conocido uso de las cifras distributivas griegas, es una frase que nos invita a perdonar siempre.
Cuando somos capaces de perdonarnos a nosotros mismos y a quienes nos ofenden, somos capaces de liberarnos del aplastante peso de la culpa y del rencor. El perdón nos acerca a Dios, a la paz interior, a la felicidad. El dolor causado por la herida emocional que produce en nosotros la ofensa del otro o la propia falta cometida, puede ser superado en la decisión de perdonar. Tanto el amor como el perdón son necesarios para llevar una vida en santidad, en ellos el alma se limpia y se perfuma para presentarse agradable ante el Señor. En Cristo, manantial inagotable de piedad, hallamos el modelo perfecto de un corazón misericordioso y justo, más aún, en Él, hallamos el perdón de Dios y también la sabiduría y las fuerzas para ser capaces de perdonarnos y de perdonar a los que nos ofenden.
Que el Espíritu Santo inspire en nosotros todo lo bueno que de Él puede proceder. Amén.
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Peace and Grace!
¡Paz y Gracia!
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