Deliraba del cansancio Alonso Quijano Hidalgo médico residente de aquel olvidado hospital en su ciudad natal, llamada popularmente La Mancha, ya que eso parecía en el mapa, una sombra. Sus compañeros le decían El Quijote, por sus sueños a flor de piel y buscar incesantemente la justicia en todo especialmente en su profesión. Tenía 4 días seguidos laborando, la pandemia no tenia calma, exhausto se tiró a la cama en el lugar destinado para el descanso. Allí también estaba Sancho su mejor amigo enfermero que lo había acompañado en esas cuatro noches seguidas, atendiendo los pacientes en la UCI y su esposa Dulcinea la cual le había traído algo de comer al hospital.
Ya no puedes más le dijo Sancho, descansa, el hambre, la sed y las ganas de ganarle la batalla a esta pandemia te tienen delirando. Estoy bien dijo, alargando sus brazos para temblorosamente tomar la comida que le entregaba su esposa. ¡Sancho veo un gigante!-exclama- quiere matarme, tiene forma de virus o firma de muerte, lo veo, lo veo. Su amigo y Dulcinea lo miran desconcertados. Debe tener fiebre, voy a tomarle la temperatura y el grado de oxigenación, sale del dormitorio.
Dulcinea le da la comida en la boca, Alonso suspira mientras medio mastica, la mirada perdida como en el infinito, recuerda sus pacientes ingresados, la escasez de los insumos para atenderlos bien, las familias agolpadas esperando noticias en la puerta del hospital, son imágenes que le danzan en la cabeza al Quijote. Ya Sancho ha regresado le coloca el termómetro y en minutos dice: no tiene fiebre, ¿Porqué el delirio?.. Y Alonso responde, porque quiero ayudarlos y no puedo, quiero salvarlos, no tengo como. Dulcinea realiza una video llamada con un siquiatra amigo, este le habla de stress post traumático, de baja de sodio, crisis existencial, impotencia, entre otras cosas para explicarle la razón del comportamiento de su esposo.
Se queda dormido el doctor, Sancho y Dulcinea vigilan su sueño, ambos dormitan también. De repente despierta y grita allí están tráeme a Rocinante, monta en tu asno y vamos a atacar esos gigantes con grandes brazos y los señala…quédate tranquilo Alonso, no son gigantes ni siquiera son molinos de viento…son los cuatro ventiladores de la habitación… Cierto, volvamos al trabajo, a lo cual Sancho desconcertado pregunto ¿Ya, porque?: “Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro.”
ayayayayyy!!! Qué maravilla @aplausos, Don Quijote es un doctor que está casado con Dulcinea y Sancho es un enfermero... sencillamente maravilloso.
Esta idea da para todo porque, en efecto, las fiebres altas pueden venir con delirios. Realmente uniste conocimientos científicos con la fantasía que se recrea en la literatura. Me ha encantado.
Además, que juegas con la modernidad en pleno, para ejemplo un botón
Y finalizar con un diálogo de puño y letra de Cervantes, guao, es un toque intertexual ... brillante!
Gracias por esta gran publicación @aplausos. Estoy muy feliz que hayas participado de este homenaje a Cervantes.
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Mil gracias
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