Concurso de Arte y Escritura #113/Autobiografía de un sueño en la montaña/Por @gemamedina

in hive-108800 •  2 months ago  (edited)

La mujer dijo con voz muy decidida: "Vendo el terreno por 150 mil bolívares". Yo no lo pensé dos veces. Tenía el dinero que había ahorrado durante algunos años y le respondí inmediatamente: "Se lo compro".

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En la cima de la montaña (1937), imagen aportada por la moderadora del concurso

Y así fue, lo compré para hacer la casa de la montaña que siempre había anhelado. De ahí en adelante todo fue trabajo. Adquirir la plata para los bloques, el cemento, el techo, los pagos del constructor, en fin, todo lo que se necesita para que “la casa de tus sueños” se haga realidad.

No fue fácil, ya que siempre surgen imprevistos: Que si la casa no quedó como yo quería, que las ventanas no iban allí, que el cuarto principal es muy pequeño y en cambio la sala muy grande. Pero, bueno, así se construyó la casa y es muy difícil cambiarla ahora que ya está levantada.

Luego, fue acostumbrarnos a vivir en el campo. De ser una familia urbana nos tocó adaptarnos al mundo rural, al tiempo frío de las alturas lo que nos obligó a cambiar los pantalones de blue jean y las franelas ligeras por suéteres gruesos y abrigos de lana en el vestir; las fuertes lluvias, los truenos y relámpagos se hicieron parte de nuestro día a día cuando es invierno y las fuertes sequías cuando llega el verano.

El cambio es radical y lo es, sin duda para bien, por muchas razones:

En la montaña nos alejamos de los ruidos molestos de las cornetas de los autos, de la contaminación del aire y de la basura, de la prisa estresante de cada día.

En la montaña nos retiramos temprano en la tarde a nuestras casas, cenar y cerrar las puertas para acogernos al descanso y al beneficioso sueño.

En la montaña se practica la solidaridad, todos nos ayudamos cuando alguno de los vecinos requiere algo, una medicina, una herramienta de trabajo, un ingrediente o algún alimento para completar la comida.

En la montaña, cuando un vecino tiene carro y va a salir temprano en la mañana, le avisa a sus amigos para que aprovechen el viaje al pueblo o a la ciudad.

En la montaña, los residuos de comida no se pierden, ellos se disponen para los animales: Berta, nuestra oveja, come las conchas de las verduras, de los plátanos y de las naranjas; los polluelos, las gallinas y el gallo no desperdician los restos de arroz y las migas de maíz. En la montaña todo se recicla, se reutiliza, se ahorra.

Con alegría y júbilo cada mañana al despertar apreciamos lo que es vivir en la cima de la montaña, acompañados con el cantar del gallo, de los pájaros, de las guacharacas.

Invito a participar en esta edición a @yaumilahya Aquí dejo el Enlace

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Buena historia. Hablas de la vida en el campo como un respiro de la ciudad, que en realidad sí que es estresante. Espero que ganes.

Saludos, @hljott. Gracias por tu comentario y tus buenos deseos. Éxitos.

Parece que la montaña es un lugar más amable para vivir. Me encantó leerte.

Sí, estar en contacto con la naturaleza es genial, aunque a veces el frío se hace intenso, pero pa lante, como decimos. Gracias, saludos.