Niño de Ucrania.

Ha muerto un niño. Se ha ido
porque tuvo la desgracia
o, tal vez, la mala suerte
de haber nacido en Ucrania.

Inocencia de la hoja
que apenas si se destaca
en lo denso del follaje
y en el verde de la mata.

Ingenuidad infinita
que ante la bomba y metralla
sucumbe con languidez
y sin florecer se marcha.

Es producto de una mente
enfermiza y sanguinaria
apoyada en un poder
que con la sangre se agranda.

Aunque sé que en todo el mundo
muchos niños así se hallan,
los de Ucrania son un caso
que hace retorcer el alma.

No disfrutó los juguetes
que existen a su edad blanda
ni del internet tampoco
ha tenido dicha grata.

¿Qué pudo ser en la vida
si en el futuro estudiaba?
¿Un médico, un ingeniero
o, quizás, un astronauta?

Nadie sabe sino Dios
lo que en esta vida pasa,
Él conoce de justicia
y sabe cómo aplicarla.

Yo lloro por ese niño
que murió en tierra lejana
y me da un dolor profundo
que con nada se me calma.

¿Hay otros niños que mueren?
Sí, por esa misma causa,
y es producto del afán
del criminal que se afana.

Oremos por nuestros niños
a Dios en forma inspirada
dándoles su protección
con su incomparable gracia.

Ha muerto un niño. Se ha ido
porque tuvo la desgracia
o, tal vez, la mala suerte
de haber nacido en Ucrania.