Préstame atención, muchacha.
Muchacha, presta atención
a los versos que te escribo
porque pensando en ti vivo
y estás en mi corazón.
Sé que soy hombre maduro,
limpio, pero si me animas
florecerá mi futuro
y te brindaré mis rimas.
Este amor es tan profundo,
que también estoy dispuesto
a no ser más vagabundo
y me comprometo en esto.
Por ti tengo que cambiar,
pero quiero que me quieras
y que siempre tú me dieras
ilusión y bienestar.
Solo tengo perro y gallo
para algo bueno ofrecerte,
pero cambiando mi suerte,
podré comprarme un caballo.
Dejaré las loterías
y me buscaré un trabajo
para así salir de abajo
y obtener tus alegrías.
Tú me has dado en pleno clavo
y mi carácter cambió
pues vivo riéndome yo
que siempre me hallaba bravo.
Si tú te fijas en mí
ya dejaré el aguardiente,
y estarás siempre en mi mente
pues viviré para ti.
Te daré mi corazón
en un modo muy conciso,
pero para ello preciso
que me prestes atención.