Se dice que en la era de los dinosaurios habían plantas y flores silvestres algo extrañas, que con el paso de los años fueron evolucionando, otras mutando.
Más delante de esto nació un joven con una inteligencia inigualable con gustos por las bellezas naturales. Algunos lo conocían como Casir, otros lo llamaban Caesar.
Una tarde Caesar buscando nuevas especies de plantas para su colección encontró una hermosa joven contemplando un gran árbol.
La belleza de aquella chica aceleró el corazón del chico. Parecía una diosa caída de cielo, tenía ojos azules como la profundidad del océano, su cabello era dorado como los rayos del sol, y su piel se veía tan suave como la caricia de un enamorado.
Se escondió y decidió venir al día siguiente a ver si la joven estaría en el mismo lugar. Efectivamente la encontró día tras día en el mismo lugar contemplando el mismo árbol.
Uno de esos días la observó acercarse al árbol para quitar una vieja rama que sobraba de el, pero al quitarla se cortó el dedo con una púa de la pequeña rama y comenzó a sangrar.
Caesar observó durante un rato la escena, se giró y comenzó a buscar entre los arboles y plantas unas Gusas. Las Gusas eran unas flores que sólo florecían en verano y eran de color vinotinto con pequeños puntos negros a los bordes de ésta.
Tomó el tallo de una Itona (que era familia lejana de los cáctus) y un pétalo de una Gusa. Buscó agua del Río Metina, cabó un pequeño hueco y echó todo junto. Pasó una semana, luego dos y de repente más de un mes.
Caesar fue a mirar por última vez lo que había sembrado pero su sorpresa fue grande cuando observó una hermosa flor. Tenía unos grandes pétalos, rojos como la misma sangre y de su verde tallo sobresalían unas pequeñas puas
La tomó en sus manos y corrió en busca de la hermosa joven que siempre se encontraba en el mismo lugar. Ella al escuchar los pasos del chico se giró a verlo y quedó maravillada por la hermosa flor que se encontraba en sus manos.
-Soy Aria, protectora de la naturaleza –se presentó la joven- ¿Qué traes en tus manos? –preguntó.
-Es una Rosa. –respondió Caesar dándosela, aún impresionado por su belleza.
-¿Rosa?
-Ro por su color, Sa porque es salida de mí.
La rosa nace de la inspiración de un joven amante de la belleza natural, y evoluciona día a día con la creatividad de todos nosotros.
Aqui les dejo el link de este magnifico concurso link
Muy creativo tu mito. Realmente las rosas, sobre todo las rojas, son una fuente inagotable de imaginación. Gracias por participar. Suerte en el concurso.
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