Buen día para todos los habitantes de nuestro mundo steemit, de manera muy especial para los vecinos de #venezolanossteem y nuestras administradoras estrella @solperz y @marcybetancourt.
Distinguida profesora @adncabrera aquí està mi tarea, no tengo excusas razonables para llegar a estas horas de la noche y no mentirè, simplemente estuve distraída, aunque la tarea ya levaba días concluida. He disfrutado hacerla, me gusta y no quier quedármela ni dejar de publicarla para usted y mis compañeros de taller.
AQUEL SUEÑO EN LA SELVA
Se vio tumbada sobre un pasto de verde esmeralda que crecía al borde de una playa y a su lado, a poca distancia Julius rodando sobre su propio cuerpo se deslizaba hacía ella, extendía sus manos para alcanzarla, ella le observaba con deleite. Miraba el borde exterior de sus brazos cubierto de aquel vello fino y obscuro que se le antojaba infinitamente suave al roce de los labios. Se rió a gusto cuando aquella boca rozó la suya, entonces se levantó a toda carrera, Julius tras ella persiguiéndola por entre el verde insistente de la selva guayanesa. Sentìa el esplendor de aquellos montes en todo su cuerpo, se sintió volar por entre el cúmulo de repeticiones vegetales que se constituía en una monotonía alucinante de absoluto verde… y musgos velludos, y hongos roñosos, y el crepitar de la naturaleza a la rivera de cause transparente, al que se lanzaron río abajo fundiéndose en un beso. De pronto se encontraron sobre un inmenso lecho blanco salpicado aquí y allá de pozos circulares tintados de azul eléctrico a verde turquesa, con sus manos fueron acarreando el polvo blanco que constituía aquel lecho, se hicieron de blandos almohadones y entonces empezó a llorar el cielo en una llovizna suave que hacía de duro mármol blanco, lo que hasta ese instante había sido fino y suave polvo, oloroso a incienso. Intentaron huir a toda carrera y rodaron en caída sobre el frío y duro mármol blanco. Dalila se oyó gritar a si misma al caer por un despeñadero en lo que parecía un accidente aéreo o una trinchera de guerra en la frontera; ninguna de las dos cosas. Despertó, con visiones diferentes entre su retina y su cerebro. No podía distinguir forma ni sentido de aquellas percepciones, le era imposible diferenciar entre realidad y onírico. A universos de distancia, oyó la voz de la madre rezando el Credo. El techo insistía pintado de verde selva, la cama de blanco caolín y el piso hecho pozos de azul eléctrico y verde turquesa, flores y frutos en racimos colgando de la ventana y en medio de aquel paisaje los ojos de la madre llenos de susto y asombro como nubes de tormenta. De pronto su retina se pobló de una total obscuridad que bruscamente la lanzó a la realidad: había estado gritando a lo largo de aquel sueño, ¿qué tanto habría escuchado la madre?, ¿habría gritado el nombre de quién le acompañaba por la selva de su inconsciencia?