¡Hola, hola, mis queridos diariolovers!
Imagen elaborada en Canva.
Les cuento que hoy mi papá amaneció con un fuerte dolor en el brazo derecho, según sus palabras, no podía ni moverlo y pasó muy mala noche. Entonces, por la mañana tempranito a eso de las 6:00 am se metió en mi cuarto para decirme que se sentía muy mal.
Yo me levanté pensando que era algo muy grave, porque a ese señor no lo pica ni coquito. Fui al baño corriendo, me alisté rápido y salí. Le hice las preguntas pertinentes y, decidimos mi hermana y yo salir a comprar medicamentos, porque como nunca, no teníamos ningún analgésico.
Pero, no era así de fácil, porque no teníamos dinero en las cuentas, ni efectivo. Sólo divisas y él quería que le compraran sus pastillas, pero quería su vuelto. En Cumaná comprar con divisas, puede llegar a ser un poco tedioso por el tema de que los comerciantes o no tienen vuelto o, simplemente, no quieren dártelo.
Llegamos a un acuerdo en casa y le dijimos que gastaríamos 5$ en medicinas para que nos dieran el vuelto. Él quedó conforme y salimos. Caminamos hasta la farmacia que queda como a 2km de nuestra casa aproximadamente. Mi hermana y yo no queriamos caminar mucho.
Hicimos cola, conversamos con la chica de la farmacia y pudimos comprar las pastillas. Compramos diclofenac potásico, acetaminofén, loratadina que buena falta nos hacía bruguesic, agua oxigenada y algodón.
En la farmacia pasó algo que me causó mucha gracia, llegó una Señora mayor, pero de esas que son pavas y activas y se mueven solas con su hijo. El tipo es más o menos de mi edad. La señora está pidiendo sus medicinas y el chamo le recuerda la pastilla de la tensión.
Ella le dice: Hijo, aquí no, porque no me conviene. Mejor la busco en otro lado. Él le dice: Mamá, la gasolina no se consigue fácil, mija! Él resolvió comprarle todo su tratamiento y la señora siguió refunfuñando. Él sólo pidió, compró y se montó en su carro.
La señora dice: Cuando uno llega a viejo, los hijos se convierten en Padres y los padres en hijos, a lo que agregó, como toda madre dolida por la actitud del hijo, Ellos creen que ellos llegaron solos a ese tamaño. Yo he soltado la carcajada, porque justo mi papá habia dicho eso antes de nosotras salir ¡Ja, ja, ja, ja!
Pero, resulta que, de alguna manera, el chamo tiene razón, porque en la situación en la que estamos actualmente y las fechas, no conviene ir de allá para acá buscando si se tiene carro. Supuse que él quien se movía con lo de las colas para la gasolina y, de pronto ella los sabía, pero no termina de comprender lo tedioso de la situación.
A veces, los padres saben que las cosas están mal, pero no terminan de enteder lo mal que están. Si eres del tipo de hijos como mi hermana y yo sabes de lo que te hablo. Nosotras preferimos salir, buscar y resolver antes que ponerlos a ellos en esas cosas. Las cosas han cambiado y mucho.
Luego, nos devolvimos a casa y me encontré la cocina fríííía, es decir, no había movimiento de nada.
Así que, ni modo, me tocó poner manos a las hornillas, perdón a la obra y ver qué me inventaba para el almuerzo y yo no siento fascinación por la cocina, por lo que, se podrán imaginar mi emoción ¡Ja, ja, ja, ja!
Pero, toca y hay que salir adelante y lo hice con este arroz con pollo que, por cierto, me enseñó a hacer papá.
Por cierto, cuando llegamos, el niño, es decir mi papá ya tenía otra cara gracias a que mi hermana encontró una pastilla y se la dio antes de salir. Mi cara fue un poema y la de él era otra, porque sabía que se había puesto con un drama para nada. Los hombres son unos cobardes, sinceramente.
Después de comer, bajé un momento a a hacerle un favor a papá que, afortunadamente, resolvimos. Luego, escuché música un rato y, posteriormente, me metí a mi cuarto a ver películas y resulta que me dormí y allí quedaron los platos sucios olvidados, alterando mi Feng Shui y oprimiendo mi plexo solar, así que me puse a fregar.
Para luego, poner una olla para calentar las hallacas. Les debo la foto, porque no recordé tomarla. No me dio tiempo. Recogí los platos, limpié la cocina y ¡Listo!.
Listos para sacar a todos del cuarto y acomodar la cama. Lo hice volando, me fui a bañar y me puse a ver tv.
¡Fin!