—Shh, aun no lo hagas Miles. No es el momento para hacerlo, y solo tú sabrás cuando será…—
Debajo de cama y con mucho temor estaba el pequeño Miles. Con solo 8 años, había vivido el trauma que ningún niño de su edad podría experimentar.
Las voces en su cabeza, eran las únicas que lo acompañaban en su soledad, quienes le aconsejaban y decían que era correcto.
El nuevo novio de mami, tenía la costumbre de llegar muy tarde a casa y al hacerlo, iba a su habitación noche tras noche para tratar de tocarlo, aún así, sus gritos hacían que su madre fuera en su ayuda, aunque eso supusiera llevar una gran golpiza por parte del monstruo.
—¿Cuándo debo hacerlo? Mami esta en peligro Reynolds—
El corazón agitado de Miles hacía que sus pupilas se dilataran, y sus manos comenzaran a sudar, haciendo casi imposible no hacer ruido debajo de la cama de su madre.
—Aún no Miles, aún mami no esta en peligro, tú sabrás cuando poner fin al monstruo. Tranquilo amigo, Red está aquí con nosotros, trata de calmarte—
Los golpes fuertes en el rostro de su madre le daban impotencia al pequeño, quién por orden de su madre, tenía muchas horas escondido.
—¿Dónde esta el mocoso? No lo escondas de mí, yo soy su papito y le tocan unas nalgadas por haberse portado mal en el colegio —
Con el cabello de Safira entre sus manos, el monstruo se creía imponente, tratando de que ella le dijera donde estaba Miles.
El siguiente puñetazo hizo que ella cayera al suelo. Sus ojos llenos de lágrimas, y su cara ensangrentada, vieron directamente hacia Miles, que sollozaba al ver a su madre en esa situación.
Safira puso sus dedos en su boca mientras el monstruo estaba descuidado y solo le susurro.
—Shh mi pequeño, no salgas de aquí. Todo va a estar bien —
—Mmm así que no me quieres decir donde está tu consentido no, en vista de eso, tendré que desquitarme contigo, pobre mujer. —
Mientras volvía, Miles escuchó como el monstruo arrastraba el hacha que solían utilizar par cortar leña, mientras que al lado se veía como traía una bolsa negra en la que acostumbraban tirar la basura.
—Este será tu nuevo vestido mi amor. Y negro, así como lo querías alguna vez— La arrogancia del monstruo tenía un solo objetivo.
—Miles, sal por la otra parte de la cama. Creo que esta de espalda— Le dijo Reynolds.
Al hacerlo, vio como el monstruo levantaba el hacha con dirección hacia su madre, sin la más mínima intención de cambiar de decisión.
Su madre gritó con todas sus fuerzas, mientras éste volteaba a mirar a Miles con la maldad como su compañera.
—Hola hijito bello. Con que ahí estuviste todo este tiempo. Lamento que tengas que ver a mami en ese estado, pero se porto muy mal, y debía darle un pequeño castigo—
Red le susurro a Miles.
—Este es el momento. Hazlo cuando quieras —
—¡Qué demonios...! —
El monstruo trato de atrapar a Miles al ver que apuntaba hacia él con su arma.
Con los ojos cerrados y con miedo, Miles apretó el gatillo que le atino la bala en la frente, acabando de inmediato con el hombre.
—Tomaste una buena decisión amigo, Red y yo estamos orgullosos de ti. Ya el monstruo no nos hará daño, y tampoco a mami—
Termino de susurrar Reynolds.