Mi Perro Sami
Sami:
Yo vivía con mi mamá en una pequeña casa, recuerdo que solía jugar con mis hermanos y hermanas. Nuestros cuidadores George y Mary peleaban mucho, nunca entendía porque lo hacían. Así que mi mamá nos llamaba para estar cerca de ella.
Mi mamá era una fantástica cazadora, salía con George todas las mañanas y llegaban a casa por la tarde, nos traían comida cada vez que salían. Mis hermanos y yo nos quedábamos en la ventana para ver cuando llegaran y salir a recibirlos, había nieve por todas partes.
Un día mi mamá y George se tardaron en llegar a casa, mis hermanos se rindieron en esperar en la ventana pero yo no, yo seguía esperando con ansias la llegada de mi mamá, quería decirle que ese día por fin me había podido morder mi colita después de tantos esfuerzos corriendo tras ella, hice un gran logro, pero, se hizo de noche y aun no llegaban. Todos se fueron a dormir preocupados, Mary no paraba de temblar y llorar, podía oler su tristeza y su miedo así que la fui a consolar un rato, le pasaba por las piernas para que me prestara atención y se distrajera, me tomó en sus brazos y me colocó en sus piernas mientras me acariciaba sin decir una palabra, yo me quedé dormido allí.
Cuando amaneció me desperté en la cama de mi mamá pero ella no estaba, todos nos preocupamos y la buscamos por todas partes, nos subimos en la ventana a ver si lográbamos verla pero solo había nieve. Pasaron los días, y aun ni mi mamá ni George volvían a casa.
Vimos que Mary estaba guardando todo en cajas después que un señor apareció y le dio un papel, estaba llorando y guardando todo de prisa. Nos cargó en sus brazos por mucho rato mientras caminaba y nos colocó en un sitio desconocido dentro de una caja con un suéter de ella, con el que mamá nos dormía.
“Muy bien amiguitos, hasta aquí llegó nuestra aventura. Lamento no poder cuidarlos a todos y lamento mucho lo de su mamá. Quisiera poder ayudarlos” –No había visto a Mary tan triste como ese día, no dejaba de llorar desde que salimos de casa-“Adiós pequeños, espero encuentren un buen hogar”.
Mis hermanos y yo no podíamos salir de la caja, era muy grande pero si podíamos oír y oler lo que ocurría alrededor. Todos estábamos asustados y con mucho frio, nos abrazamos para así entrar en calor como hacía nuestra mamá. No sabíamos cuando mamá volvería o si Mary solo iba a buscar algo y luego volvería por nosotros. Pasaron días y no había señal de ninguno de ellos, sin embargo, unas personas se acercaban y se llevaban a mis hermanos, uno por uno se iban de mi lado, me sentía tan indefenso y no sabía porque se los llevaban lejos de mí. Solo quedábamos un hermano y yo, el calor que nos dábamos era lo único que teníamos.
Mi hermano y yo teníamos la esperanza de que mamá volvería por nosotros, pero, nunca ocurrió. Unas horas después otra persona, esta vez más pequeño apareció, nos acarició y se fue. Ya era de tarde, íbamos a pasar otra noche en esa caja cuando de repente empezó a llover. La caja se debilitó y se cayó una de los costados. Mi hermano con la poca fuerza que tenía intentó protegerme de la lluvia. Pudimos salir de la caja y nos refugiamos en un lugar seguro. Mi hermano se devolvió para buscar el sueter de Mary, pero cuando se acercaba a mí, una persona de pelo largo lo sujetó y cargó en sus brazos.
Mi hermano se fue, me quedé solo. Tenía miedo.
“Te amo hermano” -fue lo último que dije antes de que se lo llevaran. Poco a poco iba cerrando mis ojos. Ya no tenía ganas de correr ni de morder mi cola. Sentí que alguien estaba cerca, movió la caja y me tomó en sus brazos, abrí los ojos, pero la luz no me dejaba ver bien.
“Hola amigo, me llamo Tobías ¿Te parece bien si nos vamos juntos a mi casa?” -comentó esa persona, yo solo podía mirarlo sin decir nada. El me abrazó, sentí que mi cuerpo se sentía mejor con su calor rodeándome. -“pero para ir conmigo, debo colocarte un nombre, ¿te parece?” -No podía creerlo, mi corazón se volvió a calentar. -“Te llamaré Sami, ¿Te gusta ese nombre?.
Me llevó con él, yo estaba todo mojado. Pero parecía no importarle. Pronto llegamos a su refugio y me secó con una manta muy calentita. Esa noche se quedó conmigo y dormimos cerca del fuego. Aunque no dejaba de pensar en mis hermanos, en mi mamá, George y Mary.
Me gustaba estar cerca de él para poder protegerlo de cualquiera, incluyendo de los gatos, odio a esos traicioneros. Paseabamos juntos, veíamos una pequeña caja con muchas personas dentro que él llamaba televisión, me emocionaba cuando llegaba a casa después de un largo día de caza (bueno, el le llamaba trabajo pero supongo que todos salen a cazar como lo hacían mi mamá y George). Tobías se convirtió en mi familia.
Un día fuimos al parque a jugar con la pelota. Me encantaba ese juego. Ese día habían mas personas. Y a lo lejos podía olfatear algo que nunca había olfateado antes. Era muy diferente. Su olor me hacía feliz. Entonces la vi, creo que me enamoré a primera vista. La vi sentada sobre una manta con su amiga humana. Quería impresionarla así que intenté hacer la atrapada mas alta de todas. Salté muy arriba, tan arriba y la atrapé, atrapé la pelota. ¡Lo logré!. Me acerqué a ella, pero justo detrás vi un gato, de seguro que se robaría su comida, así que fui tras el para ahuyentarlo. Se escabulló en la manta, hice de todo para que se fuera, ¡vete gato, vete!. Ellas gritaban y Tobías venía a ayudarme, pero ya casi atrapaba a ese gato. Aunque sin querer hice que mi amada y su amiga humana quedaran cubiertas de barro y comida. Ellas se reían, parecían disfrutarlo. Y podía oler en Tobías algo diferente. Pero creo que todo salío bien, salvé el día. Tobías bajó su cabeza y luego invitó a la amiga humana a cenar. Pero, ¿por qué bajó su cabeza?. Eso lo hago yo cuando me regañan, pero ellas se reian. No entendía. Supongo que son cosas de humanos. Sus nombres eran Sasha y Vanessa.
Era primera vez que veía a Tobías de esa manera, también podía oler en él algo similar a lo que sentía yo cuando estaba cerca de Sasha. Pronto salimos al parque y allí estaban las dos. Tobías no era el único que tendría una cita, yo también tenía algo preparado para Sasha mi gran acto especial. Nos divertimos juntos.
Al siguiente día en nuestro paseo mientras Tobías caminaba me iba hablando, me contó sobre la razón de mi nombre. Y también me dijo "Amigo, creo que Vanesa es la indicada. Confieso que cuando la vi toda llena de comida y barro el día que le estropeamos su comida, sentí que era la chica más linda del mundo. Lo siento por lo cursi pero eso es lo que ella provoca en mí. " -Y si, podía olfatear de nuevo esa felicidad en mi amigo.
Tiempo después hicieron una celebración, Vanessa vestía de blanco y Tobías de negro. No entiendo porque Tobías me colocó algo similar a lo que el tenía puesto. Ambos estaban tan felices. Y no lo niego, yo también.
Ahora pasabamos mas tiempo juntos los cuatro, incluso se quedaban a ver las personas en la caja cuadrada y dormir con nosotros. También salíamos al parque y pude enseñarle a Sasha como hacer mi super atrapada. Aunque claro, ella no podía saltar mas alto que yo.
Un tiempo después podía oler que algo estaba mal con Tobías, un día que llegó a casa me dijo que lo vería algo desanimado. Lo iba a visitar en su cama, ya no salía de su cuarto. Quería que él se sintiera mejor pero no tenía ni la más mínima idea de cómo hacer que saliera de allí. Unos meses después se recuperó, no del todo porque aun podía oler que algo malo pasaba pero ya estaba más animado.
Un día, de repente se desplomó en el suelo y no se levantaba, Vanessa hablaba con alguien por algo que se colocaba en su oreja y pidió ayuda, a los minutos llegaron varios hombres. Los hombres extraños se llevaron a Tobías en una camita pequeña y me quedé esperando en la ventana a ver cuándo llegarían. Cuando Vanessa volvió le dijo a Sasha que Tobías necesitaba un donante (Sasha y yo no sabíamos que significaba pero si Tobías necesitaba algo yo quería llevárselo).
Semanas después, Tobías estaba de regreso a casa, pero sin Vanessa, no comprendía porque lo abandonó. Mi amigo estaba devastado, a pesar de estar recuperado él aun sentía tristeza en su corazón, lo podía olfatear. Sasha también estaba triste por la partida inesperada de Vanessa.
“Bueno amigo, supongo que ahora somos menos”- mencionó Tobías mientras me acariciaba, las lágrimas salían de él como cascada.
Algo andaba mal con Tobías, no tenía idea de que hacer para ayudarlo. Llegó un día Natasha con Brat, descubrí que era mi hermano, el que se quedó conmigo hasta el último momento, por fin lo había encontrado de nuevo. Natasha era hermana de Vanessa. Me agradaba la idea de estar de nuevo con mi hermano, pero por otro lado sentía un vacío en mí.
Un día Tobías iba a salir, pero antes de irse me dijo unas palabras, casi no podía hablar porque no respiraba bien. Me acariciaba mientras se lo llevaban en otra camita pequeña a un carro enorme blanco. Yo solo pude lamer su mano.
Tobías:
Ha pasado un tiempo desde la pérdida fisica de Vanessa, fue un duro golpe para todos. Cada vez que recuerdo el día de su accidente me invade la tristeza.
Sami era un cachorro hermoso, incluso desde que lo recogí en ese callejón oscuro de la Calle Austin en una noche lluviosa. No podía evitar llevarlo a casa después de ver como intentaba refugiarse de la fria noche y la lluvia en una pequeña caja de cartón, toda destrozada y mojada. Noté que se enrollaba en un trozo de tela, así que lo cargué en mis brazos con todo y tela, seguro era de su antiguo dueño quien lo colocó en ese sitio para que alguien más lo adoptara. Un suéter, eso es lo que lo cubría.
Una noche lluviosa lo encontré en un callejón, cerca de una caja donde supongo permanecía y con un sueter. Él solo me miraba con esos ojos grandes y negros. Su carita daba la expresión que estaba muy triste. Así que lo cargué en mis brazos y lo llevé a casa. Lo llamé Sami como mi hermano mayor.
Sami fue creciendo, y tanto él como yo nos sentimos mejor cada día por estar juntos. Cada vez que llegaba del trabajo, me brincaba encima para saludarme con su lengua. Creció tanto que cuando estaba en dos patas podía llegar hasta mi pecho.
Solo éramos mi amigo y yo, paseábamos juntos en el parque. Por las noches le gustaba acompañarme para ver películas hasta quedarse dormido en mi cama y yo lo dejaba. Se volvió mi mejor amigo.
Le conté sobre mi hermano mayor por el cual le coloqué su nombre aunque dudo que podría entender lo que le decía; mi hermano era militar de la fuerza armada de los Estados Unidos, falleció en una misión. Mi hermano era lo único que tenía en mi vida. El día que encontré a Sami yo había decidido quitarme la vida, sentía que no tenía propósito en esta vida, pero la llegada de ese pequeño lo cambió todo.
Un día, conocimos a Vanessa y su perrita Sasha, estaban teniendo un día de campo en el parque y Sami las interrumpió mientras atrapaba la pelota que le había lanzado; fue un momento muy vergonzoso ya que arruinó su comida llenándola de barro y pasando por encima de ellas. Le pedí disculpas y le dije que le debíamos una cena, así que días después quedamos para vernos en el mismo sitio y desde entonces éramos cuatro, inseparables.
Recuerdo que cuando la vi toda llena de comida y barro el día que le estropeamos su comida, sentí que era la mujer más linda del mundo. Sami y Sasha se veían muy felices también.
Al pasar los años compartíamos tantos momentos juntos.
Les compramos nuevos collares a nuestros peludos amigos, los consentimos mucho. Vanessa y yo nos comprometimos unos meses después.
Dos meses después de comprometernos; nos casamos, eramos tan felices.
Luego de mucho tiempo de aventuras y momentos compartidos intentamos varias veces tener un bebé, pero no daba resultado, decidimos ir al doctor. Nos dijo que no podíamos debido a que me diagnosticaron un cáncer conocido como Leucemia Mieloblástica.
Vanessa me estuvo apoyando en todo. Ella y Sami siempre estaban ahí.
A pesar de estar tomando los medicamentos recetados por el doctor ya los días no eran los mismos, no tenía ánimos ni fuerzas para levantarme. Sami iba a visitarme en mi cuarto, él intentaba ayudarme pasando su lengua por mi mano, creo que pude sentir su tristeza.
Hoy no me siento tan bien, estoy en el Hospital, le pedí a Natasha que cuidara de Sami y Sasha. Ya no tenía fuerzas para levantarme, llamé a emergencias, pronto llegaron a mi casa en la ambulancia y justo antes de salir le dije a Sami mis ultimas palabras:
“Hola amigo, ahora soy yo el que tiene frio. Solo quería agradecerte por estar siempre conmigo, llenar mi vida de tantas sonrisas, ayudarme a encontrar al amor de mi vida y mi proposito en la vida. Eres el mejor amigo que he tenido en la vida. Gracias por siempre estar conmigo. Adiós viejo amigo”-
Sami:
Tobías no volvió. Sasha y yo nos quedamos con Natasha y mi hermano en casa de Tobías. Podía sentir que aún estaba aquí, podía oler su aroma, todavía si cerraba los ojos podía imaginar que estaba preparando el desayuno. Mi mejor amigo se fue.
Sino fuera por Tobías yo no hubiera vivido ni compartido todos esos momentos de felicidad junto a él, no hubiera conocido a Sasha, no hubiera visto de nuevo a mi hermano y no estaría esperando mis primeros hijos con Sasha. Sino fuera por Tobías yo no hubiera vivido.
“Adiós, viejo amigo…”
¡Gracias por la lectura!
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Autora:
@elsimarwrite
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Thank you @fendit❤️
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Hermosa y gran historia, te felicito.
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Muchas gracias amiga ylene. Me alegra que te haya gustado!
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