Portal a la nada
El traqueteo de su equipaje entre los adoquines flojos de la calle danzaba en su lúgubre despedida de los pagos que la habían visto crecer. No había intenciones de despedidas, de cálidos abrazos ni de llantos desgarradores; sólo pretendía que el tiempo borrara su estela del lugar que para ella siempre había estado perdido en el mapa. Unos cuantos metros en los que ningún vecino pudo ignorar tan molestos ruidos, pero el próximo gran paso estaba justo ante su nariz.
Un suspiro, dos suspiros y, quizás, uno más. En su mente, ningún obstáculo podría frenarla de aquello que tanto había deseado y condecorado con laureles como el más perfecto de los destinos, pero su cuerpo aún no lo asimilaba. El nudo inefable en la garganta, las piernas que parecían haberse convertido en plomo y pálpitos desacompasados y amenazantes le comentaban con gracia en su interior que todo no sería tan sencillo como sus pensamientos predicaban. Aunque ¡ya estaba allí! ¡ya era hora!
Se acercó al andén, le enseñó su ticket al señor algo lánguido y de mirada perdida que se exhibía como guardia, cruzó unas pocas palabras y, tras la indicación de dónde debía despachar sus maletas, se retiró con gracia. Subió al vagón correspondiente, buscó de forma torpe su asiento y asentó su cabeza y pensamientos lo más lejos de su realidad que le fue posible. Ya no había vuelta atrás y en ese lugar se quedaban sus dudas, miedos y esquemas.
El tren desvencijado aún no había partido del andén cuando ya sus ojos amenazaban con ceder ante el sopor, pero el traqueteo de nuevas maletas pequeñas y movimientos torpes la devolvió a la realidad. Una anciana entrada en años se sentó a su lado, casi desconociendo en qué lugar se encontraba.
— Mucho gusto, mi querida— comenzó a presentarse una vez que los bultos ya no impedían el paso de otros pasajeros notablemente molestos— Mi nombre es Ana Dora Schlek, estoy en viaje para visitar a mis nietos, hace ya varios años que no veo a mi Tomi y al pequeño Cristian.
Entre diálogos somnolientos y una monotonía abrupta en el paisaje, sólo bastaron unas pocas palabras más de su interlocutora para que cediera ante un sopor ineludible. En sueños viajó por entre montañas inmensas, planeó sobre valles fértiles y arbustos que destilaban un verde intenso. Sentía la libertad de las aves, enrollada en la pureza y la seguridad inequívoca del Universo.
En lo que pareció un vuelo de eternidad, por un fuerte traqueteo del tren, despertó con una sacudida que la dejó sumida en un sobresalto, invadida por el pánico durante varios minutos. Conforme a la realidad iba descubriéndose nuevamente, notó cómo el paisaje había cambiado en su totalidad. Rocas inmensas yacían ante sus ojos, la vegetación le era poco conocida y tampoco coincidía con los datos que le habían indicado de su destino.
— ¿Usted sabe a dónde estamos yendo?— Preguntó inocentemente a la anciana, que sólo sabía perderse entre puntos, agujas de tejer y un ovillo de lana violácea que amenazaba con juguetear por el suelo.
— Mucho gusto, mi querida, estimo que estoy yendo al mismo lado que usted— cesó en el progreso de su chaleco por un instante, mientras una sonrisa cálida se dibujaba en su rostro— Mi nombre es Ana Dora Schlek, estoy en viaje para visitar a mis nietos, hace ya varios años que no veo a mi Tomi y al pequeño Cristian.
Algo contrariada por la misma información que ya había escuchado, y dudando si no se trataba de un deja vú, ignoró la respuesta para seguir poniendo su atención en el horizonte. Todo se volvía cada vez más agreste, la flora se presentaba salvaje, indomable y agobiada la extensión de la tierra. El rechinar de las vías se detuvo y reinó el silencio de una forma en la que nunca lo había sentido, el predominio selvático que se asomaba por la ventana la asombró.
El tren no se movía hacía ya varios minutos, no veía ningún indicio de que estuvieran en una estación y la situación se tornaba desconcertante. No así, nadie se movía ni levantaba la mirada de sus periódicos. Pidió permiso a Ana Dora para que la dejara pasar hacia el pasillo e ignoró los comentarios acerca de quién era y los planes de visita con sus nietos. Se acercó a la puerta más cercana y lo desopilante se hizo carne en sus ojos.
El vapor del tren tapaba gran parte del cielo, pero el tendido de las vías había desaparecido. No había escaparates para que los pasajeros desciendan y, a decir verdad, no había nada en sí. El terror comenzó a invadirla, nada se estaba moviendo y, al mismo tiempo, todo estaba cambiando. Sólo podía ensimismarse aún más en sus pensamientos, en rellenar el espacio que aquella nada había liberado. Vislumbraba grandes figuras en el horizonte que la encomendaban a divertidos pasajes de su infancia, el júbilo había desaparecido para dejar lugar al pavor, sólo pudo sacarla de su enfrascamiento mental un bramido fiero y salvaje que hubiera jurado que se podría haber escuchado desde la prehistoria hasta su pueblo natal.
Nobleza obliga, me gustó tanto la consigna de esta semana que me vi en la obligación de escribir yo también :P
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Me gusto mucho, sobre todo el final y como narrativamente el panorama fue cambiando paulatinamente sin ser forzado o brusco. Me permitió imaginar todo fácilmente, al punto como si estuviera viendo una película. Espero ver más de tus historias. Saludos y un fuerte abrazo!
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Muchas gracias por tu comentario, amigo!!
Es un poco lo que intento lograr, que sea sencillo hacerse una imagen mental de lo que esta pasando... obviamente, no siempre sale! jajajaj
Gracias por tus palabras!!
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No te preocupes si hay veces que no te sale amiga. Llevas buen camino y con la practica alcanzarás la maestría.
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Tu historia es un viaje directo a las metáforas alucinantes, que se enganchan a los sentimientos y desbordan imágenes sensoriales, espontáneas y sorpresivas. Me gusta la premisa que lo ata todo: además, la prosa es suculenta a los ojos. ¡Maravilloso! Me hiciste recordar Virginia Woolf, ella es una de mis escritoras favoritas 🤩.
#affable #venezuela
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Thank you for sharing in Writing and Reviews! Your post has been selected for today as part of the Steemit Communities support Program.
We appreciate a lot your engagement with this community.
We’d love to hear more from you!!
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Hello dear friend @fendit good afternoon
It is admirable how you write, I loved your story.
I take this opportunity to wish you a splendid afternoon
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