De cómo se conocieron mis padres esa es la historia de amor que mas orgullo me produce, una historia de amor digna de cualquier novela o película romántica de las que han escrito a lo largo de la vida, una historia de amor que Dios coloco en StandBy.
Era el año de 1.968, un joven de 23 años, llamado Jesús recién salido de las filas del ejército luego de haber cumplido con su deber de prestar con su servicio militar. El destino y sus deseos de superación lo llevan hasta la capital del país “Caracas”, donde consigue empleo en una famosa joyería propiedad de unos antiguos amigos y paisanos de su pueblo natal “El Callao”. En este lugar este joven, soñador y aventurero, se desempeñaba como ayudante, mensajero y de vez en cuando aplicaba sus conocimientos de orfebre, oficio que aprendiera de sus antepasados.
Esa semana la voz del destino o los designios de los Dioses, lo llevaron a tomar la decisión de viajar a visitar a sus padres “la vieja Adela y el viejo Tico” y a sus hermanos, por supuesto, travesía que le llevaría hasta la ciudad de “Cantaura” en el estado Anzoátegui con el real convencimiento que tenia seguro el regreso con un amigo que debía viajar hasta Caracas la semana siguiente. Y así con toda confianza y con su corazón pleno de felicidad porque vería a su familia, Jesús emprende camino.
A pocos kilómetros de Caracas, pero a mucha distancia de Cantaura, en la capital de estado Guárico “San Juan de los Morros” esta Miriam, una hermosa jovencita de 18 años, estudiante y hermana mayor de su numerosa familia. Ella se encuentra con un enorme compromiso, debe acompañar a la abuela hasta la ciudad del Tigre a cumplir con un penoso deber, asistir al entierro de un tío abuelo (hermano de su abuela). Menos aventurera que el joven Jesús, Miriam solo había salido de su casa siempre como compañera de su abuela, en sus viajes de negocios a Pto Cabello y Maracay y la vez que fue a jugar Voleyball a San Fernando de Apure, representando a su Liceo.
Llegado el momento y con el corazón lleno de miedo y tristeza, abuela y nieta comienzan su travesía desde San Juan hasta El Tigre.
Luego de pasar unos días en familia, Jesús está listo para regresar a Caracas y continuar con su trabajo, pero recibe una inesperada noticia, el amigo que lo traería de regreso no puede viajar esa semana, así que la única forma de regresar es ir hasta El Tigre y abordar un Autobús que lo lleve hasta la Capital.
Por su parte Miriam, luego de cumplir con su deber familiar se alista para tomar el Autobús que la regresara con su abuela hasta San Juan.
Y es allí cuando interviene el destino o los Dioses de nuestros antepasados o mis ganas, sin haber nacido aun, de que este par de personas tan extraordinarias fueran mis padres. Ya Jesús estaba sentado en su asiento, cuando aquella hermosa muchacha de piel blanca y ojos café se dirige hacia el único puesto vacio de aquel autobús, justo al lado de él.
Me imagino la emoción de aquel hombre alto, delgado con rasgos entremezclados por su descendencia india y canario (sus abuelos paternos fueron inmigrantes Españoles), con aquel diente de oro que cuando sonreía alumbraba todo el autobús, al mejor estilo de Pedro Navajas, al ver a esa muchacha sentarse a su lado.
Como podrán imaginar, ese viaje de casi 10 horas se hizo tan corto. Ese par no dejaron de hablar por todo el camino, hasta que llego la hora de despedirse. Por alguna razón que hasta ahora no está muy clara, Miriam luego de que Jesús insistiera tanto en pedirle la dirección para venir a visitarla, le dio una dirección falsa, quizás pensó que el nunca vendría a visitarla.
Llego el fin de semana y Jesús no podía sacarse de la mente aquel rostro angelical con esa tierna mirada color café e hizo lo que cualquier ser empujado por esas fuerzas extrañas que hasta hoy no tienen explicación debe hacer, ir en busca de la felicidad. Pero como era de esperarse el pobre jovencito camino por todo San Juan buscando aquella mirada que lo tenía en vela desde hacía una semana, pero sin tener suerte.
Ya casi se había dado por vencido, cuando se acerco hasta donde estaban unos niños jugando a la pelota (pelota de goma) y le pregunto a uno de ellos por si conocía a una muchacha con rostro de ángel y tierna mirada color café llamada Miriam y el niño le respondió “claro chamo ella es mi hermana, ven y te llevo a mi casa” (hoy ese niño es mi querido Tio Benito).
Y así comenzó un ir y venir cada fin de semana que duro un año hasta que ese par de ángeles contrajeron matrimonio, por civil, por la iglesia y por que así Dios lo quizo.
Jesús le dedicaba esa canción de Leo Dan a Miriam, se sentía identificado con ella.
Más de tres décadas compartieron juntos, levantando a sus cinco hijos hasta que a Jesús le creció tanto el alma que no cupo más en su cuerpo y Dios lo llamo a su lado.
Gracias por leer esta historia, de como se conocieron mis padres.
Hola @jeschuo, la verdad es que es muy bonita esta historia de amor. Y que sólo unas horas en un autobús fueron suficientes para convertirse en años de matrimonio. Un saludo♥
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Gracias @yuli05 es una historia verdadera y muy bonita.
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Gran post @jeschuo. Esta historia confirma lo que dicen muchos. Cuando dos personas tienen que estar juntas, el destino se encarga de cruzar los caminos de ellas.
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Saludos @jeschuo! excelente historia de la vida real, siempre las mejores historias han comenzado de forma inexplicable, y de seguro la mano de Dios esta presente...
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Gracias @roberturbaez que bueno que te gustara esa historia. Mis padres me la contaban con tanto orgullo que siempre había pensado en compartirla.
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