In 2013, my husband Douglas and I awaited the arrival of our first girl whom we would call Jade.
The pregnancy was going very well, everything was normal; Until at 7 months of pregnancy, through a more in-depth study they told us that the baby had a fairly severe heart problem.
The medical diagnosis was Congenital Heart Disease, words that we had never heard until it was detected in our daughter.
A diagnosis that would undoubtedly change our lives.
What is that? What is it about ?. We had never heard those words.
The Doctor explains that it is a very complicated disease and tells us that the baby's heart did not form completely, and that the probabilities at birth were 50 and 50, something very harsh and difficult to hear.
We left the Clinic and my obvious reaction was to cry hugging my husband. I couldn't believe it, my mind wasn't processing it.
But then speak the most difficult and liberating words "I will accept the will of God, whatever it is".
When we got out of there, we went to talk to my parents to tell them what the Doctor had said, and speaking with my mother, the question arose, why celebrate a Baby Shower? . If there was the possibility that the baby died at birth.
Immediately the answer came up, of course we are going to celebrate because there is also the other probability that he lives.
Of course there would be endless difficult situations, they should be very well prepared for the birth of the girl; but where we would certainly see the hand of God.
En 2013, mi esposo Douglas y yo esperamos la llegada de nuestra primera niña a la que llamaríamos Jade.
El embarazo iba muy bien, todo era normal; Hasta que a los 7 meses de embarazo, a través de un estudio más en profundidad nos dijeron que el bebé tenía un problema cardíaco bastante severo.
El diagnóstico médico fue Cardiopatía Congénita, palabras que nunca habíamos escuchado hasta que se detectó en nuestra hija.
Un diagnóstico que sin duda cambiaría nuestras vidas.
¿Qué es eso? De qué se trata ?. Nunca habíamos escuchado esas palabras.
El Doctor explica que es una enfermedad muy complicada y nos dice que el corazón del bebé no se formó por completo, y que las probabilidades al nacer eran 50 y 50, algo muy duro y difícil de escuchar.
Salimos de la Clínica y mi reacción obvia fue llorar abrazando a mi esposo. No podía creerlo, mi mente no lo estaba procesando.
Pero luego pronuncie las palabras más difíciles y liberadoras: "Aceptaré la voluntad de Dios, sea cual sea".
Cuando salimos de allí, fuimos a hablar con mis padres para contarles lo que había dicho el Doctor, y hablando con mi madre, surgió la pregunta, ¿por qué celebrar un bebé? ¿Ducha? . Si existía la posibilidad de que el bebé muriera al nacer.
Inmediatamente surgió la respuesta, por supuesto que vamos a celebrar porque también existe la otra probabilidad de que él viva.
Por supuesto que habría un sinfín de situaciones difíciles, deben estar muy bien preparadas para el nacimiento de la niña; pero donde ciertamente veríamos la mano de Dios.
Dios hace cosas que muchas veces no entendemos, lo sabremos cuando ya estemos en su presencia pero si de algo estamos segura es de que el bo se equivoca y su voluntad es incuestionable. Abrazos en la distancia kathe
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