Soy gorda, gorda desde niña, como mi madre, como mi padre

in hive-111825 •  3 years ago 

Un gran abrazo y full bendiciones a todos en esta gran comunidad de #writingreviews

GORDA1_xoptimizadax-ktV-U2011459029648GF-490x578@Norte Castilla.jpgfuente

Soy gorda, gorda desde niña, como mi madre, como mi padre. Con ese sobrepeso que hace que nuestra casa tenga un aspecto descuidado.

Muebles anchos, desproporcionados, hundidos o rotos. Una cocina culpable callada de tanta grasa acumulada que se resiste a marchar.

Un frigorífico que es una muestra física de todo aquello que no se debe comer o, al menos, hacerlo muy de vez en cuando y con mesura.

Pero nosotros somos incapaces de la rutina y fuerza de voluntad de una de las tantas dietas milagro que, siempre anuncia una persona sin una mácula de adiposidad.

Soy gorda de esas que huyen de las tiendas y probadores, que no se miran en los espejos ni piden opinión.

Da igual el color de los ojos el perfil de los labios, la hermosa melena. Todo queda oculto en un todo, una masa cárnica que no tiene aristas, fofa y llena de oscureces en zonas de roce continuo.

No me gusto, no me gustan mis padres, me avergüenzo de ellos, de mi, del carro del súper, de la ingesta exagerada de todo aquello que sea comestible.

Odio la grasa, los fritos y empanados, dulces y helados, aborrezco los bizcochos, el chocolate y los pasteles. Pero todo eso nos está matando, a base de calorías extras que se apoderan de nuestro cuerpo.

Soy gorda, de esas acostumbradas a que murmuren a su paso, las risas solapadas, esa falsa moralina de las esbeltas y modelicas personas que tienen cuerpos perfectos.

Mis padres nacieron así, se enamoraron del otro en un reconocimiento de una realidad que los abarcaba y eliminaba ese estrés de fingir, con fajas y ropas oscuras y anchas unos cuerpos que ya eran irreconocibles.

De hecho dieron por sentado que nunca serían padres. El médico alegó un riesgo extremo para ella y el feto.

Sé equivocó, prueba de ello soy yo. Una niña enorme que nació por cesárea y antes de tiempo.
El bebé gigante que apenas cabía en una incubadora. La atracción del hospital, la cara de asombro de familiares y amigos. Una niña de siete kilos, toda una intención desde la llegada al mundo.

Mi madre, con ese sentido del humor de las personas gordas, me llamó Barbara.
Y es que era una barbaridad. No me sirvió apenas el cochecito ni la cuna. Por no hablar de la bañerita rosa.

Yo era gorda, sonrosada y feliz. Comía con apetito y pronto mis abuelos no pudieron conmigo.
El colegio fue la experiencia más dura, sin piedad me juzgaron y fui torturada física y psíquicamente. Ser gruesa era sinónimo de tonta, anormal y fuera de servicio.

Nunca hice gimnasia, participe en las representaciones. Mi pupitre era uno de adultos y no me llegaban los pies al suelo. Prefiero no contar como subía y bajaba y las veces que me quede allí suspendida, fuera del tiempo y el espacio, hasta que mi madre reparaba en mi ausencia y entraba como un trueno arroyando a quienes se oponían a su paso por el recinto escolar.

Cuando finalizó la etapa escolar volví a dormir en paz. Ya no estaba obligada a la exposición pública, podía no salir, vivir intramuros, comer a destajo y dormir sin remordimientos.

Soy gorda de vocación, encuentro felicidad en ese sillón enorme, solo mío, que se amolda a mi tamaño y me tiene en confortable apatía.
Mis padres no trabajan, hace años que su obesidad crónica los apartó de toda vida laboral. Son viajeros de hospital, turistas de pruebas médicas, adictos a las medicinas.

Sé quieren, se gustan, se comprenden y apoyan.
Somos gordos y queremos seguir así sin esa presión mediática para ser esqueletos alimentados con algas y yogures probioticos.

Poder ir al cine, a un bar, sentarse en un parque es una tarea imposible cuando los asientos están pensados para una determinada talla.

Soy gorda y necesito dos asientos en el bus, poder hacerlo sin miradas de mira esa gorda egoísta.
Comer sin miradas recriminadoras de y querrá estar delgada comiendo así.

Vestirme con ropa moderna, alegre, tengo 20 años y no me vale solo tenemos hasta la talla 42.
Soy gorda y eso me hace muy reservada. Las chicas son delgadas, van con ropas ajustadas, se mueven con agilidad, van a la piscina..... No aceptan a los gordos, no gustamos, no somos interesantes.

Mis amigos son virtuales, allí puedo ser delgada, cualquier cosa, miento, me invento una realidad ficticia.

Era una victoria pirrica, falsa. Mis padres me abrieron los ojos, ellos se aman en toda su corporeidad, debía ser sincera, buscar páginas de personas similares, poner una foto real. Y luego ser yo en total libertad.

Era como un suicidio mediático, aunque no soy fea mi cuerpo es una masa deformada que no pretendo enseñar.Aún así les hice caso, surgió la amistad con otra joven que vivía encerrada, aterrada por los insultos, agotada por el esfuerzo para desplazarse.

Juntas creamos un universo de ideas, un mundo paralelo donde la humanidad supera la física y las risas las burlas del ignorante.

Soy muy gorda, somos gordas.

Author:@wiliangel

Muchas gracias por leer mi publicación espero les guste sin mucho más que decir me despido

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  ·  3 years ago (edited)

Esta es la segunda vez que te encuentro haciendo plagio. Se te advirtió ayer de las consecuencias.

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