CONCURSO TBT - SEMANA #8: Juguete clásico, el trompo

Diseño original de mi propiedad, Isabella Moreno, realizado aquí

Hola a todos, ¡espero que se encuentren muy bien! El día de hoy participo por primera vez en este concurso realizado por @jacorv, CONCURSO TBT, en el cual nos impulsa a recordar cosas y vivencias valiosas de nuestro pasado; me parece una dinámica muy linda, ya que, en mi caso, cuando leí la consigna «juguetes clásicos», me transporté a un momento de mi infancia que me hace sonreír inmediatamente. Aprecio la ocasión de participar en este concurso; a continuación comparto con ustedes mi participación, en la que hablo un poco acerca de uno de los juegos tradicionales de mi país, el trompo, juguete que me acompañó durante muchos momentos de alegría y plenitud.

Foto de mi propiedad, Isabella Moreno. Los trompos con los que jugaba en mi infancia, acompañada de mi abuelo y mi hermano.

Los trompos son un juguete de forma cónica normalmente de madera o plástico con punta de hierro. Se enrolla en una cuerda para hacerlo girar sobre sí mismo. Pueden ser de muchos colores y tamaños. Son típicos de Venezuela.

Primeramente destaco que soy venezolana; crecí en la casa de mis abuelos, donde tuve contacto con muchas cosas típicas de mi país, entre las que, obviamente, se encontraba jugar con el trompo en los momentos libres. Mi abuelo, recordando los tiempos de su infancia, todavía manejaba el trompo a la perfección; sin embargo, nunca se había presentado la oportunidad de enseñarme, ya que yo me encontraba metida en los asuntos típicos de una niña de 6 años. Pero, una vez, en clases de primer grado de primaria, nos tocó a todos hablar acerca de un juego tradicional para preparar una exposición de su historia, su forma de juego, etc. Esto hizo que inmediatamente tuviera que acudir a mi abuelo para que me hablara un poco de este maravilloso juguete.

Mi abuelo siempre disfrutó enseñarme. En esos momentos mi hermano todavía era muy pequeño; debía tener alrededor de tres o cuatro años, pero de todas maneras nos acompañaba y se esforzaba en jugar con nosotros. Empezamos lento. Mi abuelo con mucha paciencia. Es un juego relativamente sencillo, pero todavía pienso que requiere práctica y dedicación; me enseñó a amarrarle la cuerda, a cómo sostenerlo para que fuera lanzado correctamente, incluso a hacer trucos con él y a levantarlo en el aire para que bailara en la palma de su mano. Mi hermano y yo apostábamos coscorrones a quien perdiera. Era una diversión demasiado grande pasar esos momentos con ellos.

Presenté la exposición en el colegio. Todos nos pusimos de acuerdo para llevar trompos, y juntos aprendimos y mejoramos en compañía de la profesora. Fue una fecha muy linda para mí; llegué a mi casa demasiado feliz, con barro en el pantalón escolar y las manos mugrosas. También había jugado perinola, metras y gurrufío con mis compañeros; fue algo memorable.

Recuerdo haber practicado tanto que llegué al punto cumbre cuando coloqué el trompo para que bailara en mi mano. Fue un momento de triunfo y autorealización.

Teníamos una colección de trompos. Recuerdo uno azul (el que usaba mi abuelo), uno verde (que me encantaba), dos rojos y amarillos (como pueden ver en la foto). Yo utilizaba el amarillo; mi hermano cambiaba entre verde y rojo. Estos los guardábamos en un lugar estratégico donde nunca se nos olvidara. Años después, muchos años después, conseguí estos tres trompos en ese lugar.

Foto de mi propiedad, Isabella Moreno. Mi trompo.

Me parece muy importante que estas tradiciones no se pierdan, porque representan, además de diversión, una verdadera pieza histórica. Lo más entretenido de esto es impresionarse ante la forma en que nuestros abuelos jugaban, formas de juegos que pasarían de generación en generación hasta llegar, por ejemplo, a mí y a mi hermano. Siempre será un recuerdo y una experiencia que aprecio muchísimo.

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Invito a mi amiga @ellieth a participar.

Muchas gracias por leer mi participación para el concurso. Mucha suerte a todos los participantes. ¡Saludos!