Concurso: Anécdotas navideñas

Hola mis lindos parceros, por aquí nos encontramos nuevamente en un concurso súper original y divertido que nos trae la querida @alanasteemit ya cerrando este hermoso año.

¿Anécdotas navideñas?, yo tengo tantas pero esto 34 años no pasan en vano y ya se me están olvidando algunas jajajaja. En relación a los regalos que se acostumbran pedir al niño Jesús debo decirles que desde muy niña supe la verdad del asunto pero aun así me ilusionaba al ver a los amiguitos de la escuela escribir con tanta esperanza sus cartitas. Yo no las escribía pero si oraba y pedía a Dios que me trajera regalos, desde sandalias brillantes hasta mi anhelada bicicleta rosada con rueditas. En realidad no entiendo mi empeño por la bici si me la pasaba montada en la de unos vecinos y vivía más en el suelo que arriba de la misma y con las rodillas peladas a cada rato, pero como ven señores: el masoquismo no conoce límites jejejeje.

Pues les cuento, cada año en mi pueblo el alcalde repartía juguetes a los niños (no como ahora que es por medio de los consejos comunales y toda la cosa), pasaban en un camión lanzando juguetes a quienes veían por la calle, sé que suena un poco raro, pero literalmente así era. Recuerdo un año en particular en donde el alcalde era el señor Alfonso Andrade (excelente, por cierto), yo tendría como 12 años.

Sucedió así: Yo estaba haciendo un mandado a mi abuela y venia de regreso a casa cuando escucho la corneta del camión y se me pusieron los ojos como dos huevos fritos. Seguí caminando lentamente (como contando los pasos) para hacer tiempo de que llegara el camión, justo en una curva me alcanzó y me lanzaron algo del carro (obviamente no esperaba que fuese la bicicleta, porque si me caía por la cabeza sería peor la cosa jejeje) Salí corriendo para agarrar del piso mi regalo y adivinen que era…

Un set de cocina de plástico (esta gente como que sabía que yo me la pasaba haciendo arepas de barro y sopa de hojas de café con flores de ruda jejeje).Traía creo que un sartén, olla, cucharon, un huevo estrellado y un pescado. No se imaginan cuantas veces freí ese pescado jajajaja.

La verdad me encantó mi regalo y lo disfruté al máximo. Lo que les cuento no lo hago con nostalgia por no haber recibido la bicicleta (solo Dios sabe de cuantas caídas me libró y gracias a eso hoy en día tengo mis dientes completos) sino para mostrar que Dios siempre piensa en nosotros y me premió con ese set de cocina, lo cual agradecí y valoré y hasta hoy agradezco a Dios por todas las bendiciones que ha traído a mi vida aun en las pequeñas cosas.

Hasta aquí les comparto mi anécdota, reviví el momento al contárselas, espero les guste y me encantaría leer las de mis amigas @albaniczb,@albaandreina y @isgledysduarte.