Una experiencia que me hizo confiar más en Dios.

Hola queridos compañeros de Stemit, paso por acá para compartir con usted algo que escribí hace unos meses atrás cuando atravesé uno de los momentos de salud más delicado que he vivido.

Todo empezó con un dolor fortísimo en una de mis piernas, en primera instancia, mi diagnóstico fue erróneo, postrándome a una cama varias semanas con dolores terribles en mi pierna, tomando medicamentos que no necesitaba y que después me pasarían facturas, pero, en ese momento escribir, fue una terapia que sin lugar a dudas me ayudo a soltar lo que en mi mente pasaba.

Esta palabra describe un sentimiento cargado de una mezcla interesante de miedo, nostalgia, soledad, Fe, terquedad, entre otras cosas, que dan motivo a pensamientos que pueden lastimar tu amor propio o en mi caso, el mío.

Esta incertidumbre hoy me frena, me angustia, me hace llorar, me hace querer abrazar a mis viejos bien apretao! extrañar más a mis amores que han partido de este estadio de vida, a valorar cada ratico compartido con todos los seres que Dios ha puesto en mi camino, a amar más profundamente y mejorar como persona y mama por la luz de mis ojos; mi hijo.

Incertidumbre sobre las vueltas de la vida y sus cambios tan repentinos que te jalan a tierra como diciéndote: ¡hey, para! ¡Detente, piensa en ti!

Pido a Dios más sosiego, me aferro a mi fe, a mi José Gregorio Hernández, me aferro a mis sobrinos a quienes amo con locura, a todos porque cada uno es un vencedor de sus propias luchas.

Me aferro a mi amor, mi compañero, que en medio de todo esto, sigue aquí, presente y con el que deseo lograr ver realizadas sus metas y las mías.

Doy gracias a Dios, a mis amigos, a los familiares que siempre están conmigo ahí presentes y amándome.

Esto que siento ahora, también lo agradezco. Me recuerda lo frágil de la vida, lo valioso e importante de tener salud física, emocional, sicológica y espiritual. Sé que mi Fe vencerá este sentimiento de incertidumbre que ahora me embarga.

Es increíble leerlo y sentir una alegría de ya haber salido de ese trance tan amargo y doloroso, personas buenas llegan a nuestras vidas siempre de forma inesperada, tal como es el caso, de un muy buen doctor que dio al fin con el diagnóstico correcto y de un momento a otro, con mi familia volví a caminar, a correr, a subir el Ávila, a disfrutar de mi montaña hermosa que aunque yo no soy caraqueña, la siento mía también!

Quería compartir con ustedes este relato, pues forma parte importante de mi vida. A través de este mensaje, les pido a todos que siempre crean en ustedes mismos. Confíen en Dios siempre.