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El borracho reflexiona ante la vida.
En el andar de la vida de un peleador alcohólico como yo, no es fácil. Tener que pelear por cualquier cosa mala, por un amigo, por un desconocido; con el hipo producto de la borrachera y el mal olor de mis pies.
Para unos soy maestro, para otros un loco, yo aprendí a hacer fatalitys y a matar siempre me sobraron las mujeres y nunca me faltó el ron en la playa o la montaña. Siempre iba con mi patineta. Con dinero o sin dinero siempre vivía siendo un rey.
Nunca falto el pajuo que quiso darme sermones. A todos les hice fatalitity.
No tengo quejas sobre mi vida hasta ahora. Si he de cambiarlo, hacer algo diferente, eso sería empezar a beber de antes de los 10 años. Siento que desperdicie mi tiempo. Pero bueno, hice lo que pude.
Ser maestro tuvo sus altos y bajos. Tener discípulos tan pajuos como Liu Kang y Kung Lao fue un dolor en el culo. Pero tuvo sus buenos momentos, como esa vez que le enseñe a bailar a Kitana. Si eso tuvo sus bueno momentos.
De cualquier manera ya veré que más me depara el camino del puño borracho. Los mantendré informados por aquí.
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A vomitar.