El abuelo Otoniel es un excombatiente del ejército; él vio morir a varios de sus compañeros en el campo de batalla. Cada vez que sonaba el silbido del cartero, de inmediato el Búho volaba a la cajuela de las cartas y acercaba el sobre; entonces el abuelo impaciente tarareaba: “a veces llegan cartas, que nos dan la vida, que nos dan la calma” de -Manuel Alejandro- este ritual ocurría antes del Facebook y el WhatsApp. Otoniel, esperaba noticias de su extrañado nieto, que estaba prestando servicio militar.
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Desde que nació Emmanuel, el abuelo se encariño con él, porque el niño le preguntaba y le preguntaba sobre sus historietas en el ejército, a tal grado de interés, que Emmanuel al crecer, decidió presentarse al ejército. En cada carta, el abuelo leía las aventuras del nieto, y lo primero que decía era: -Sí, esa es la letra de mi niño- creándose una complicidad única, y a la vez, una esperanza de volver a encontrarse.
¡Saludos apreciados amigos lectores!
Hoy 14 de septiembre se celebran las reminiscencias de la aparición de los carteros, con sus noticias. Bienvenidos a observar como en este 2020 sigue viva la profesión.
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La historia registra que aproximadamente en el año 1771, en un 14 de septiembre se inició una de las labores más queridas y esperadas: -el servicio de correos- en todas las regiones y países hubieron héroes, que anduvieron bajo la lluvia y el sol, cumpliendo con su profesión de entregar noticias a tiempo. En tiempos de guerra y en tiempos de enfermedad, las noticias y los escritos resultaban sagrados y confidentes. Sin embargo, se creería que con la llegada del internet y las redes sociales, se extinguiría en el tiempo.
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En un artículo de periódico, se lee: “Estamos con una plantilla muy reducida, debido a las incapacidades de muchos colaboradores, -en tiempos pandemia- los domiciliarios no alcanzan con la entrega de paquetes, hacemos el mejor esfuerzo, para cumplirle a la gente, con sus medicinas y alimentos” El cartero, hoy día sigue vigente, pero bajo el nombre de domiciliario, entregan paquetes que quizás salvan vidas; al igual que las letras de las cartas que salvaban corazones y alimentaban esperanzas.
¡Enhorabuena y gracias a todos los carteros del pasado y del presente!
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*Nota: Esta publicación pertenece al mismo autor del blog:
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