El abuelo de la playa siempre decía:
“El rostro siempre buscará su auténtica expresión sin ninguna máscara, ¡cuidado cuando tengas que usar alguna!”
En los cuentos de disfraces siempre se han tratado de usar máscaras, sin embargo ellas siempre tendrán una falsa sensación de seguridad. Hace seis meses inicio, la actual crisis de salud mundial, y con ella el uso del tapabocas, que eclipsa las expresiones faciales. Las autoridades han tenido diversas versiones del porque debemos usarlo; quizás para protegernos, o para prevenir contagiar a otros; Sí, hay partículas y micro-partículas en la saliva y en la respiración que se expulsan, que pudieran contaminar a organismos débiles, es buena razón para exigir el uso del tapabocas.
Sin embargo aparte de los virus que podamos trasmitir, con nuestro hablar y respirar cerca de otra persona, se nos advierte en -Proverbios 15:4- “Una lengua sanadora es un árbol de vida, pero una desviada produce un espíritu quebrantado” Queriéndonos decir que con nuestras palabras también podemos alegrar un momento difícil, y a la vez también podemos llegar a dañar la honra y la paz de nuestro prójimo. El líder familiar y social, pronto debe aprender a usar amorosamente sus expresiones.
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