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Para conversar con Dios basta querer hacerlo. Desde nuestra paz espiritual y emocional podemos comunicarnos con Él. Para admirar las maravillas de la creación divina solo hace falta sensibilidad: mirar a nuestro alrededor, escuchar, sentir, saborear, percibir el aroma de lo creado... en fin, a través de nuestros sentidos podemos disfrutar un encuentro perfecto con lo excelso, con lo inmarcesible, con lo infinito, eterno y Supremo.
Sin ser místicos, santos o elevados espiritualmente podemos ir experimentando situaciones agradables que nos harán sentir mejor, es cuestión de observar cada detalle que nos rodea: sentir la brisa, escuchar el trinar de pájaros, ver la claridad del día o la oscuridad de la noche, ver la lluvia, admirar a cada ser que nos rodea como creación perfecta de Dios, tomar agua, comer... poder satisfacer nuestras necesidades humanas: biológicas, corporales, espirituales... ¡Dios está AQUÍ y AHORA! siéntelo.
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Solo nosotros podemos tener la libertad de ser hijos de Dios y meditar ese regalo tan grande que nuestro Padre nos ha heredado. ¡SOMOS SUS HIJOS! "Padre nuestro... Padre mío... mi Padre". ¡Sólo es libre quien quiere serlo! y si somos hijos de Dios no existirá confinamiento que pueda encerrar nuestra mente. Dios está en nuestro silencio. DIOS ESTÁ AQUÍ. Une tus manos, respira profundo, relájate y siente, elévate y conversa con tu Creador, vívelo, disfrútalo... es el momento.
Autor:@marcosmilano71
Los invito a visitar mi blog titulado: De los Principios y Valores que quedaron atrás.