Foto realizada por @waraira777.
No todo estaba así de destruído en San José de Curiapo, recuerdo que cuando era niña este pueblo era pujante y alegre, el punto de referencia del turismo y comercio del café en la provincia. Hoy apenas unas pocas casas se mantienen de pie, gran parte del pueblo se fueron a otras tierras en busca del progreso perdido en mi querido Curiapo.
Hoy parece un pueblo fantasma, en la plaza principal sólo las palomas hacen vida allí, ya no hay niños en la escuela, en la cancha de baloncesto aún cuelga la red del único aro oxidado que permanece de pie, del teatro sólo queda la fachada, de la iglesia apenas cristo sigue en su cruz y de nuestro café, sólo el aroma que se escapa del abasto del señor Santiago, un viejo amigo, casi como un abuelo para mí, es el único vínculo con el esplendor perdido de otras épocas.
Los que aún permanecemos aquí seguimos enamorados de San José de Curiapo, más bien de su historia, a sabiendas que difícilmente volvamos a ser lo que antes éramos. De la noche a la mañana nuestros cafetales, antes los más famosos del mundo dejaron de ser atractivos económicamente, las deudas fueron invadiendo los campos como una plaga, a la vez que otra actividad llenaba los ojos de los curiapenses: el oro.
Se fue regando como pólvora: en Chaparral fue descubierta la mayor mina de oro del mundo y de la noche a la mañana nuestros cafeteros se mudaron al nuevo centro del oropel, la diosa del progreso tiro la rueda de la suerte y nos tocó perder, los curiapense abandonaron el café y se hicieron mineros a 1000 leguas de su terruño. Jamás volvieron.
Paso a paso los niños dejaron la escuela, en menos de cinco años el instituto cerró, ya no recuerdo la última vez que escuché la risa de un chiquillo jugando en el recreo, igualmente la carretera que nos comunicaba con los pueblos más cercanos fue tapada hace tres años por un derrumbe del cual nadie ha dado aviso a las autoridades y estas tampoco demuestran mucho interés en desbloquear.
Para el gobernador, el presidente, todo el país y el resto del mundo ya no existimos, somos fantasmas del pasado, nos negamos a morir junto con San José de Curiapo.
Carlos D. Pérez Guerrero / @waraira777