Mi nombre es Nakary Rodríguez, tengo 30 años, soy TSU en Relaciones Industriales pero actualmente soy ama de casa. Soy nueva en esta comunidad, me uní a ella desde Venezuela, país donde actualmente resido.
Mis habilidades culinarias están estrechamente relacionadas con mi cultura, influenciadas por la región en donde he vivido gran parte de mi vida; en el oriente del país, específicamente en el estado Anzoátegui, siendo Cantaura mi ciudad natal.
Por los momentos no soy chef ni tengo estudios profesionales en ese ámbito, pero amo y disfruto cocinar. He aprendido a cocinar con mi padre y mi madre que tienen una gran sazón. Recuerdo que desde niña mi padre iba de casería y solía preparar venado, conejo, lapa; son animales que se consumen por esta zona, su carne es muy delicada, exquisita y hay que saberlas preparar porque tienden a tener un almizcle natural que puede hacer que su sabor sea fuerte, así que desde muy pequeña estaba allí observando y ayudando a mi padre en la cocina.
Mi comida favorita es un plato típico de mi país, se trata de la hallaca, es mi plato preferido porque aparte de ser muy sabroso, se prepara en familia, todos se reúnen y hacen una actividad específica; unos soasan y limpian las hojas de plátano, otros pican los aliños, otros más amasan y el que tiene mejor sazón en la familia se ocupa del guiso; que normalmente es la abuela o la madre, lo que lo hace un plato realmente especial para mí y que si Dios me lo permite le enseñare a hacer a mi hija justo como le gustaba prepararlo a mi abuela.
Aquí en el oriente del país, hay muchos platos típicos, uno de los más famosos es el pabellón criollo; es un plato muy balanceado, aunque en la actualidad es costoso consumirlo con frecuencia. Si alguna vez tienes la oportunidad de visitarme, podrás encontrar con facilidad bien sea en el mercado o local de comida una rica sopa de costilla de res o sopa de mondongo (estomago de la vaca), que sirven como plato principal acompañado de cazabe o arepas asadas.
Por último y no menos importante quisiera compartir un plato que se consume en semana santa; son unos días en especial que tienen origen en la religiosidad, guarda espiritual y reflexión en donde no se consumen carnes rojas, en esos días santos se prepara el cuajado; (a base de pescado, morrocoy o chigüire) en donde se combinan sabores dulces y salados, se acompaña con arroz blanco, ensalada cocida y frijoles blancos.
Ésta es una de las mejores comidas que prepara mi mamá y sería casi un pecado capital no compartirla con ustedes, espero les guste y se animen a prepararla.
1 Se remoja la carne un día previo a la preparación, se le cambia el agua y se hierve de 1 a 2 veces por 20 min, hasta que la carne se ablande y quede bien de sal. Desmenuzar y reservar.
2 se sofríen todos los aliños finamente picados en el aceite (cebolla, ajo, ají dulce, cebollín, perejil, cilantro), una vez que tornen transparentes los aliños se agrega la carne desmenuzada y se rectifica la sal y pimienta al gusto, cocinar durante unos 20 min a fuego medio. Se deja enfriar.
3 se engrasa y enharina una olla, bandeja o tortera de su preferencia, como en casa se hace en leña usamos una olla.
4 se baten las claras de huevo (con batidora eléctrica preferiblemente) hasta montar, se agrega una pizca de sal, luego, sin dejar de mezclar se incorporan las yemas hasta que se integren bien, sin sobre batir.
En la bandeja previamente engrasada y enharinada se coloca la mezcla de los huevos hasta cubrir el fondo, luego se coloca una capa del guiso, verduras y plátanos en rodajas y se agrega más mezcla de los huevos, luego se repite el mismo proceso hasta llenar la bandeja quedando una capa de mezcla de los huevos por encima, se rocía con un poco de aceite y se hornea por una media hora a 180 grados o hasta que al introducir un palillo salga seco.
Tradicionalmente se acompaña con arroz blanco, ensalada (de papa, zanahoria y remolacha picada en cubitos, aderezada con mayonesa) y frijoles blancos guisados, a los cuales se le agrega un poco de azúcar una vez servidos si así lo desea.