Historias de piedra # 1

Siempre se ha dicho, aquello de que una imagen vale más que mil palabras.

Desde ese punto de vista y hasta la inflexión causada por Gütemberg con la invención de la imprenta, la piedra fue, básicamente durante milenios, el vehículo transmisor de la Cultura y el Conocimiento.

Los canteros medievales, hábiles artesanos también en el arte del tallado, fueron, a su manera, los maestros ejecutores de un mensaje especialmente creado para encauzar al pueblo, analfabeto y sin posibilidades de acceso a la Cultura, hacia el conveniente conocimiento de una religión, el Cristianismo, cuya influencia habría de relegar al olvido lo que bien podría considerarse como la Antigua Religión.

En ocasiones de una manera ingenua, infantil incluso si cabe, pero extremadamente gráfica, el paciente moldeado de la piedra, ofrecía visiones, divertidas o aterradoras según el caso, de los principales pasajes de Antiguo y del Nuevo Testamento.

Algunos de los más entrañables, se pueden localizar en el interior de la iglesia del antiguo monasterio soriano de San Juan de Duero.

De entre los pasajes representados, por su singularidad, quizás llamen más la atención, aquellos dedicados a la terrible bestia, la hidra de siete cabezas –representativa de los siete pecados capitales y terror de la sociedad medieval- la ejecución de San Juan Bautista a consecuencia de las manipulaciones de la pérfida Salomé y la Matanza de los Inocentes, donde el artista representó al propio Diablo sugiriéndole la macabra idea a un indeciso pero ávido de poder, rey Herodes.

AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, son de mi exclusiva propiedad intelectual.