En el filo del horizonte siento la brisa llegar hasta mi barca.
Una emoción desbordante de alegrías y de encantos me reciben con su canto, con su risa, con su amor.
Sirenas de estrellas danzan en la noche plena con sus ojos azules dan brillo al marino para que encuentre la ruta de regreso, al viento...
Cada mañana se espantan las ondinas.
Y vienen las mujeres de la playa con sus voces de alharacas.
Pero el sol cumple implacable su destino y se sumerge en las aguas para hacer renacer así la magia.
La vida de mi mar es un sueño de eternos despertares, de muertes y de resurrecciones.
Cada segundo es un ciclo inagotable, es el tiempo insurgente y altanero.
Es mi cuerpo que se mueve entre las corrientes.
Como mantarraya, como pez durmiente.
Como lo que soy y he sido.
Mujer de sal, de sol, de olas, de suelos marineros.