Capítulo 3: 999 Pelícanos
EL olor del mar es imponente, nos llega con cada oleada y en su sincronismo de vidas y plancton y madréporas, se siente la soledad, es tan inmenso que pareciera que todo el cielo y él son dos espejos. Se puede predecir el futuro, mirando el mar.
Cientos de peces mueren cada año por la marea de plástico, hemos contaminado casi todo. Los cangrejos mueren aplastados en las carreteras, su ruta migratoria ha sido destruida por la civilización, el esmog de las ciudades cada vez es más denso. Las grandes fábricas vomitan incesantemente su hedor al mar. Se dijera que es un cuadro condenado a repetirse, una máquina gigantesca imprime billetes para el engranaje mundial. Los corredores de bolsa desde temprano con las carteras de inversión, vamos a comprar todo, hasta el sol será vendido en pequeñas acciones, la inflación es tan descomunal, que pareciera una cinta fílmica de alguna comedia. Vendemos maíz y compramos terrenos en Brasil, vendemos pólvora y compramos, caviar, sándalo y mantequilla.
Los barcos son abandonados después de la vejez, la triste historia de ser abandonado, como es costoso el desmontaje de estos colosos, son hundidos metódicamente. La madre tierra a veces se enfurece y envía poderosos huracanes que destruyen toda la creación del hombre. Su furia es intensa, se puede ver desde el espacio. Las torres de acero más fuertes son moldeadas como algodón de azúcar. Que indefenso parece el hombre, vuelve a la posición fetal, es tan tierno que la madre naturaleza, se conduele, le tiende las manitas y aminora los vientos, alisa el mar y dibuja unas nubes preciosas. Pareciera que nunca hubo tornados. Los pequeños peces se confían y son devorados por depredadores. Wall Street cierra dejando nuevamente en la ruina a cientos de buscadores de fortunas.
Se sueña con tesoros que descansan en el fondo del mar, alguno que otro submarino implosiona, las noticias trasmiten minuto a minuto la agonía de los que murieron, son la noticia, mañana serán estadísticas, pequeños puntos en alguna oficina de registros. Vuelve la fiebre del oro, se lanzan al mar sin condiciones, van rodeando el triángulo de las Bermudas, encontramos barcos y aviones, cada uno con su historia de horror. Vamos a conquistar la fosa de las marianas y cada perla en cada ostra. Encontramos para documentar algunos peces raros y varios caballos de mar.
El salitre se nos pegaba a la cara, hacía un buen tiempo que descansábamos entre las uvas caletas, los cangrejos atareados en cavar, se le ponían obstáculos, lo que se le hacía más trabajosa su labor y más pasadera nuestra estancia y nuestro abandono, todo era como un desierto de arena y cocoteros, millas y millas recorridas, los arroyos contaminados y los pies con pus de caminar, era odioso reconocer que no había nada para intercambiar en las ciudades, cada segundo nuestra derrota era más predecible, pero se prefería morir entre tanto mar y mangle inexplorado, que volver a los nuestros con las manos vacías, en algún punto del recorrido nos dispararon con armas (M16 A2), la noche fue lluviosa y acabábamos de bajar de un tren que nos trasportaba miles de kilómetros, después todo sería muy fácil nadar unos cientos de metros y llegar a otra tierra, en otra latitud y ser los reyes.
Ha llegado la 3ra entrega de estos escritos nocturnos que amenazan con arrasar, si te ha gustado este estilo de escritura, déjame un pequeño comentario y seguiremos escribiendo contra el olvido. Saludos.
Chapter 3: 999 Pelicans
The smell of the sea is imposing, it reaches us with each wave and in its synchronism of lives and plankton and madrepores, we feel the loneliness, it is so immense that it seems that the whole sky and it are two mirrors. You can predict the future, looking at the sea.
Hundreds of fish die every year because of the plastic tide, we have polluted almost everything. Crabs are crushed to death on the roads, their migratory route has been destroyed by civilization, the smog of the cities is getting thicker and thicker. Large factories incessantly spew their stench into the sea. It would be said that it is a picture doomed to repeat itself, a gigantic machine prints banknotes for the world gear. Stock brokers start early with investment portfolios, we are going to buy everything, even the sun will be sold in small shares, inflation is so enormous that it looks like a filmic tape of some comedy. We sell corn and buy land in Brazil, we sell gunpowder and buy caviar, sandalwood and butter.
The ships are abandoned after old age, the sad story of being abandoned, as it is expensive to dismantle these giants, they are methodically sunk. Mother Earth sometimes gets angry and sends powerful hurricanes that destroy all of man's creation. Her fury is intense, it can be seen from space. The strongest steel towers are molded like cotton candy. How helpless man seems to be, he returns to the fetal position, he is so tender that mother nature is so tender, she reaches out her little hands to him and slows the winds, smoothes the sea and draws beautiful clouds. It seems as if there had never been tornadoes. The small fish become confident and are devoured by predators. Wall Street closes, leaving hundreds of fortune seekers in ruins once again.
People dream of treasures resting at the bottom of the sea, some submarine implodes, the news transmits minute by minute the agony of those who died, they are the news, tomorrow they will be statistics, small dots in some registry office. The gold rush returns, they go to sea unconditionally, they go around the Bermuda triangle, we find ships and planes, each one with its own horror story. We go to conquer the Mariana Trench and every pearl in every oyster. We found to document some rare fish and several sea horses.
The saltpeter stuck to our faces, we had been resting among the grape coves for a long time, the crabs were busy digging, obstacles were put in their way, which made their work more laborious and our stay and our abandonment more passable, everything was like a desert of sand and coconut trees, miles and miles traveled, the streams polluted and the feet with pus from walking, it was hateful to recognize that there was nothing to exchange in the cities, every second our defeat was more predictable, but it was preferable to die among so much sea and unexplored mangrove, than to return to our own with empty hands, at some point of the route we were shot with guns (M16 A2), the night was rainy and we had just got off a train that transported us thousands of kilometers, then everything would be very easy to swim a few hundred meters and reach another land, in another latitude and be the kings.
The 3rd installment of these nocturnal writings that threaten to sweep the world has arrived, if you liked this style of writing, leave me a small comment and we will continue writing against oblivion. Greetings.