Carolina; an intelligent, hard-working, and self-sufficient woman since the tender age of 18, was waiting for the future father of her children at home with her parents and her beloved mother-in-law. It was 8:30 p.m. when the urge to pull out her hair attacked her. Robert was an hour late and was supposed to arrive with two bottles of champagne and an ice pack.
A formal introduction was outdated, but Carolina believed strongly in the importance of such protocol which was not seen in new couples. Importantly, Robert had mentioned that he would be with some friends the day before the meeting, but he assured them, "I'll be there whether it thunders, rains or meteors fall from the sky. Faced with such a show of confidence, Carolina was not inflexible and let him go with a simple reminder about punctuality.
Now, on the day of the long-awaited meeting, with an hour's delay and the food getting cold, Robert was guaranteed a death sentence. For better or worse, he arrived at 8:55 pm with a smile on his face and a somewhat questionable look on his face...
As soon as Robert came in, he went to the dining room with quick, calm steps. He introduced himself formally and even greeted and hugged the in-laws. Carolina's gaze went from anger, to shock, and then to fear.
-Why are your lipstick on Robert? -This simple question froze the atmosphere in the dining room.
At that moment, Robert touched his lips and concluded that he had made a small mistake. As his mind desperately searched for an answer, Carolina struggled not to sob.
No se presenta
Carolina; mujer inteligente, trabajadora y autosuficiente desde los tiernos 18 años, se hallaba esperando al futuro padre de sus hijos en su casa junto con sus padres y su querida suegra. Eran las 8:30 pm cuando las ganas de arrancarse los cabellos le atacaban. Una hora de retraso llevaba Robert quien se suponía que debía llegar con dos botellas de champan y una bolsa de hielo.
Una presentación formal era algo anticuado, pero Carolina creía firmemente en la importancia de tal protocolo el cual no se veía en las nuevas parejas. Cabe destacar, Robert había mencionado que estaría con unos amigos el día antes de la reunión, pero aseguro diciendo: “Estaré ahí truene, llueva o caigan meteoritos del cielo”. Ante tal muestra de confianza, Carolina no fue inflexible y le dejo ir con un recordatorio sencillo sobre la puntualidad.
Ahora, el día de la tan ansiada reunión, con una hora de retraso y la comida enfriándose, Robert tenía una sentencia de muerte garantizada. Para mal o para bien, el susodicho llego a las 8:55 pm con una sonrisa en la cara y un aspecto un tanto cuestionable…
A penas Robert entro, se dirigió al comedor con pasos rápidos y tranquilos. Se presentó formalmente e incluso saludo y abrazo a los suegros. La mirada de Carolina paso de la ira, al shock, y luego al miedo.
-¿Por qué tienes los labios pintados Robert? –Esta sencilla pregunta congelo el ambiente del comedor.
En ese momento, Robert se tocó los labios, y concluyo que había cometido un pequeño error. Mientras su mente buscaba una respuesta desesperadamente, Carolina se esforzaba por no sollozar.
Camera: Honor 7s
Photographer: @leonelb
Image Editor: Microsoft Powerpoint 2010 / NCH software
