En la cultura occidental, que es fundamentalmente de raigambre cristiana, y, en especial, católica, seamos o no profesantes o practicantes, existe la referencia del llamado Miércoles de ceniza, que se conmemoró hace unos días. La ceniza, como bien sintetiza Wikipedia en el enlace indicado, "simboliza la muerte, la conciencia de la nada y de la vanidad de las cosas, la nulidad de las criaturas frente a su Creador, el arrepentimiento y la penitencia." En el calendario litúrgico católico, sigue al martes de Carnaval, e inicia el tiempo de penitencia y conversión denominado "Cuaresma", en el que estamos, tiempo de preparación para la Pascua cristiana. El "Miércoles de ceniza" se realiza un ritual en el que el oficiante señala la frente con ceniza del creyente como una forma de marcarse la falta y, a la vez, manifestarse la penitencia.
Pero, no es mi intención hablar de la liturgia cristiana, aunque tiene que ver con ella, sino de la literatura. La fecha y su denominación me motivaron a escribir esto. En mi "enciclopedia lectora", como decía Umberto Eco, hay dos textos que son obligados referentes con respecto a esta denominación-símbolo: el poema "Miércoles de ceniza" del escritor angloamericano T.S. Eliot y la novela Día de ceniza del escritor venezolano Salvador Garmendia. De esta última, que he estudiado, les hablaría en otra oportunidad. Aquí quiero abordar en parte el poema de Eliot.
T. S. Eliot es uno de los principales renovadores de la poesía a partir del siglo XX; autor, entre otras grandes obras, de La tierra baldía y Cuatro cuartetos. "Miércoles de ceniza", como reconoce el crítico estudioso de Eliot, José María Valverde, contiene fragmentos de las más oscuras de su obra poética. Eliot se había convertido al anglicanismo en 1927, y en los poemas que escribirá a partir de entonces tal filiación religiosa se hará manifiesta, pero no de modo tradicional y simple. Se hará sentir cierta aflicción y carácter místico, pero siempre dentro de una actitud algo ambivalente o perpleja.
Así podemos verlo en "Miércoles de ceniza", de 1930, que está dedicado a su primera esposa, Vivienne Haig-Wood, quien sufriría una enfermedad mental que la llevó a la muerte. En el poema hay momentos dirigidos a una "Señora", que se interpreta como la Virgen María, pues incluso hay expresiones en él que asentarían esta interpretación, como el final de su parte I, con la frase que cierra el "Ave María: "Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte".
"Miércoles de ceniza" es un poema de cierta extensión, que fue estructurado por Eliot en seis partes (en este enlace accederán a la versión original en inglés y a una traducción en español). Veamos algunos fragmentos de cada una de sus subdivisiones.
Atrae particularmente el inicio del poema, en su parte I, y otros momentos de ella:
Acuarela de Eduardo Vernazza Fuente
Porque no tengo esperanza de volver otra vez
(…)
Porque no tengo esperanza de conocer otra vez
la gloria débil de la hora positiva
(…)
Porque no puedo beber
Ahí, donde florecen árboles, y fluyen manantiales, pues ahí no hay
nada otra vez
Porque sé que el tiempo es siempre tiempo
Y el lugar es siempre y sólo lugar
Y lo que es actual es actual sólo por un tiempo
Y sólo para un lugar
Me alegro de que las cosas sean como son y
Renuncio al rostro bienaventurado
(…)
Porque estas alas ya no son alas para volar
Sino meramente aspas para batir el aire
El aire que ahora está completamente tenue y seco
Más tenue y más seco que la voluntad
Enséñanos a preocuparnos y a no preocuparnos
Enséñanos a sentarnos tranquilos.
Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte
Esta parte introduce el espíritu que dominará el poema y que volverá en la parte final, en esa circularidad o recurrencia tan propia de la poesía de Eliot. Se puede advertir el estado de ánimo de la voz hablante: desde la conciencia de la finalización, que es sin duda la muerte, asiente esa realidad terminante, la imposibilidad del retorno, pues el tiempo y el espacio son únicos -el aquí y el ahora- , y solicita la impasibilidad y la quietud. Esta parte cierra, como ya anunciamos, haciendo uso libérrimo de la cita (otro de los aportes de la poesía del "modernism" anglosajón), con la frase de la oración cristiana, que es muy significativa de ese estado de alma, que invoca e implora.
De las partes II, III y IV, tomamos otros fragmentos:
Como hablando desde la muerte, en la parte II la voz se dirige a la Madre (a lo que nos preparaba el final de la parte I), a la que acude:
Detalle de "La Crucifixión" del Maestro de la Leyenda de Santa Catalina, pintor flamenco anónimo del siglo XV. Fuente
(…) La Señora se ha retirado
con una túnica blanca, a la contemplación, con una túnica blanca.
Que la blancura de los huesos ofrezca expiación para el olvido.
(...)
Señora de los silencios
tranquila y agitada
desgraciada y enterísima
rosa de la memoria
rosa del olvido
agotada y dadora de vida
acongojada y llena de reposo
la Rosa única
El juego con el velo blanco y azul, que retorna, parece establecer una analogía entre la mujer-madre sufriente ante la crucifixión, que es dolor y la muerte:
Imitando el lenguaje bíblico, unas veces, o el jaculatorio, se realza la figura ambivalente del consuelo y el amor, en una pareja metafórica vinculada a la tierra: el desierto y el jardín.
Luego, en la parte III, a esta imagen polimorfa y polisémica –madre que es Eva/pecado y es María/perdón–, parece añadirse la del Cielo de la Divina Comedia de Dante, a la que se alcanza en ese trayecto desde el lugar de los muertos (Infierno y Purgatorio) hasta esta estancia divina ("tercera escalera", dice la voz). Y de nuevo, acudiendo a la intertextualidad, finaliza: "Señor, no soy digno / pero di sólo la palabra." (o en otra traducción: "pero una palabra Tuya bastará").
La palabra, que es central en el poema, resurge aquí y pasa a la parte IV:
La hermana silenciosa con su velo azul y blanco
entre los tejos, tras el dios del jardín,
la de la flauta sin aliento, agachó la cabeza e hizo un gesto, pero no dijo nada
Pero brotó la fuente y cantó el pájaro
Redime el tiempo, redime el sueño,
la señal de la palabra nunca oída, nunca dicha
Hasta que el viento arranque mil murmullos del tejo
Y después de esto nuestro destierro.
Los elementos simbólicos relacionados con la pureza y el ensueño reaparecen en el velo de la mujer, que no dice palabra, pero que parece despertar el encanto de un tiempo que reanima el decir silencioso de la palabra en el viento, para aceptar la separación o despedida (muerte).
Las partes V y VI quizás sean las más condensadas y arduas de interpretar. Intentamos con algunos fragmentos. En la parte V el protagonismo de la palabra será aún mayor; asumiendo la pérdida y el gasto de la palabra, o su no proferimiento o escucha, la voz poética expresa:
La Palabra sin palabra, la Palabra en
el mundo y para el mundo;
Y la luz brilló en la tiniebla y
contra la Palabra el mundo inquieto aún giró
alrededor del centro de la Palabra silenciosa.
Viniendo de la palabra con minúscula inicial, se pasa a la Palabra, y esta es principio de existencia en el mundo, centro del ser, aún en el silencio. El hablante a continuación, en el uso de la intertextualidad referida, profiere otra frase de saturada significación histórico-cultural: "¡Oh pueblo mío, qué te he hecho!", una de las tantas asignadas a Jesús en la crucifixión; un "improperio", en el significado litúrgico, que manifiesta la queja y la incomprensión, y que se repite dos veces en esta parte.
¿Dónde se encontrará la palabra, donde resonará
la palabra? No aquí, no hay silencio suficiente
Y en la dirección del reconocimiento de la falta, el hablante continúa:
No hay lugar de gracia para los que evitan el rostro
No hay tiempo de alegría para los que caminan entre el ruido y niegan lo voz
Frases de una fuerza innegable, como otras del poema, pero que en este caso parecen mostrar uno de los significados centrales del poema, algo que pudiéramos expresar como el desconocimiento o la negación del vínculo fundamental, ese que daría sentido a nuestras vidas.
La parte VI, la última, comienza con las frases iniciales del poema: "Aunque no tengo esperanza de volver otra vez", en la oscilación del sueño entre nacimiento y muerte, pero nos ofrece una de las estrofas más hermosamente poéticas, que reproduzco completa:
Y el corazón perdido se endurece y se regocija
en la lila perdida y las voces perdidas del mar
Y el espíritu débil se aviva para rebelarse
(…)
Se apresura para recobrar
el grito de la codorniz y el chorlito que gira
Y el ojo ciego crea
las formas vacías entre las puertas de marfil
Y el olor renueva el sabor salado de la tierra arenosa
En imágenes de una indiscutible belleza, el hablante del poema recobra el regocijo y la esperanza, y sin ignorar la complejidad de la vida y su término, declara: "Este es el tiempo de tensión entre morir y nacer", pues no olvidemos que es la voz del que reconoce la falta y la necesidad de su expiación. Así que vuelve a la imagen de la mujer-madre-María, y con una construcción propia de una letanía, dice:
Hermana bendita, madre santa, espíritu de la fuente,
espíritu del Jardín,
no permitas que nos burlemos de nosotros mismos con falsedad
Enséñanos a preocuparnos y a no preocuparnos
Enséñanos a sentarnos quietos
(…)
Hermana, madre,
y espíritu del río, espíritu del mar,
no permitas que me separe.
Y llegue a Ti mi clamor.
Si nos distanciamos de una actitud meramente religiosa, en su sentido más limitado, y nos abrimos a una interpretación poética y ontológica, descubriremos en "Miércoles de ceniza", poema de uno de los más importantes escritores del siglo XX, un texto de impensable vigencia tanto en su significado como en los rasgos formales de su decir, en los cuales ha tenido gran influencia hasta nuestros días, aunque algunos lamentablemente lo ignoren.
(Las citas del poema son una combinación de la traducción de José María Valverde, la de Lucas Esandi y la ofrecida por trianarts.com)
Referencias bibliográficas:
Eliot, T.S. (1979). Poesías reunidas 1909/1962. España: Alianza Editorial.
http://el-capaneo.blogspot.com/2010/06/t-s-eliot-ash-wednesday.html
https://trianarts.com/t-s-eliot-miercoles-de-ceniza/#sthash.IsWtMUpR.XkUDp6Yc.dpbs
http://famouspoetsandpoems.com/poets/t__s__eliot/poems/15133
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