¿Puedes creer que en el mundo del fútbol un balón de oro llegue a experimentar en un año sólo un 2% de efectividad? Quiere decir que siendo un goleador o un capitán de campo; un campeón sólo logra acertar de cada 100 intentos, sólo un 2%, bien sea de goleador o de pase efectivo; imagínese un 98% de aparente fracaso. Al leer el informe de un estudio que hizo un equipo de entrenadores caza-talentos, en cabeza de Alex Corcias, llegaron a esas asombrosas conclusiones. La pregunta que me surgió fue: ¿entonces que pasa con la autoestima del campeón?

Cuando se observan las vidas del 80% de las personas a nivel mundial en el campo del logró individual, se constata que hay un obstáculo emocional, en esas mentes que los invalida para lograr resultados extraordinarios en sus carreras, bien sean deportivas, laborales o de emprendimiento. Sí, se vale destacar que tanto hombres como mujeres logran ser responsables con sus vidas y hogares, generando recursos para sostener la vida.

¿Cómo se constata que un alto porcentaje de la población no aprenda a ganar? En la actual crisis sanitaria, el desempleo nos puede ayudar a encontrar respuestas. No se gana en cualquier campo de actuación, nos dice el campo de la psicología por dos causas sencillas; 1.el miedo al fracaso. 2. Lidiar con la decepción. Son dos obstáculos emocionales, que llenan las cantinas de cada esquina, escapando a las decepciones; y echando la culpa al mundo entero. Nos preguntaremos acaso: ¿entonces que hace ese campeón del 2%?

Sólo sigue tres observancias: 1.Determinación, 2. Disciplinar la decepción. 3. Aprender la ley de promedios, que va a funcionar diferente para cada ser humano. ¿Cómo así? El campeón Michael Jordán, nos dice que el fracasaba más del 95% en la cesta o, en entregar un pase anotador. Si logramos minimizar al principio y luego omitir el miedo a perder, o el miedo a hacer el ridículo; ganaremos la convicción que la ley de promedios, la podemos hacer funcionar a nuestro favor y el camino al éxito estará garantizado o se pondrá a nuestro favor. Estás palabras se las escuche una y otra vez a mi entrenador, cuándo aprendí a ganar en las competencias de ciclismo; y nuestro balón de oro, lo ratifica en sus entrevistas.