"¿Y qué dijo la policía cuando levantaste la denuncia?", preguntó Theresa.
Sophia bebió un sorbo de su té negro antes de responder: "Que los han estado buscando por robo, violación y asesinato, mas nunca lograron dar con ellos".
Una semana había pasado desde aquella noche. Luego de desmayarse, Sophia había despertado en el hospital. El médico que la atendió le dijo que un grupo de jóvenes la encontraron inconsciente cerca de Shoredich; los asaltantes estaban a punto de violarla cuando acudieron a su rescate. Al preguntarle sobre sus salvadores, el galeno le respondió que los jóvenes se habían retirado luego de dejarla ahí.
Aquella respuesta le hizo pensar si aquél evento había sido real o era producto de su imaginación, pues no recordaba que la hayan drogado o que la hayan golpeado. ¿Acaso ella en algún momento se había desmayado y soñó que un licántropo parlante la había salvado? Es posible, es posible, se repetía a sí misma mientras guardaba sus cosas en su mochila.
En tanto, a varios metros de la joven, el profesor Ubbe Falstaff la observaba de reojo mientras discutía con un alumno sobre los requisitos a cumplir en el proyecto final.
Sophia quizás no se había dado cuenta, pero sus ojos tenían la peculiar combinación verde dorada de los vamplobyon que eran descendientes directos de la Casa Gévaudan. Aquél detalle la pondría en la mira en cualquier momento; por alguna razón que aún estaba averiguando, su primo Jacob no le había dicho a la familia que había encontrado a su nordekai.
Tenía que hablar con él y exigirle que informara a la familia sobre su existencia. O eso o comunicárselo él mismo a su abuela Mina y a su tío Theodore.
"No quiero involucrarla en un asunto que podría costarle la vida", argumentó Jacob con resolución.
Ubbe, quien estaba sentado en el sofá, le replicó con seriedad: "Sabes que el viejo Nat lo sabrá tarde o temprano, sea por mí mismo o por otro, Jake. Más si la Alianza intenta asesinarla".
Jacob guardó silencio.
Su primo Ubbe había ido a visitarle en su departamento en Whitechapel. El motivo no le sorprendía; Sophia era su estudiante, pues estaba inscrita en un curso de rama común en la carrera de Antropología Cultural que impartía. Era de suponer que su primo pronto se daría cuenta e hiciera preguntas de manera directa. Siempre lo hacía cada vez que cometía alguna tontería de la que no quería que su familia se enterara.
Pero en ese caso, el haber encontrado a su nordekai no era una tontería. Era un asunto serio, prioritario desde el primer minuto en que la conoció. Y por ser su prioridad, Jacob quería asegurarse de que Sophia estuviera lejos de los enfrentamientos encarnizados entre la Hibríada y la Alianza Licantrovampírica. Pero Ubbe tenía razón en una cosa: Pronto la familia sabría de la existencia de Sophia; bastaba con mover algunos hilos para dar con ella.
"Hablaré con ella pronto", dijo al fin, tras reflexionar. "Pero quiero darle tiempo; lo de la semana pasada es reciente aún".
"¿Y cuándo le dirás a la familia sobre ella?", inquirió Ubbe con expectación.
"Cuando pase un breve tiempo".
Fuente de la imagen: Pexels
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