11 cuentos sobre deportes / El prospecto

in hive-174683 •  4 years ago 

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Imagen cortesía de El
Vigía

Bueno, es mi momento, soy yo contra 50.000 ojos observándome, esperando ese primer tiro a Home que tanto estaban esperando desde que llegué a este país. Aquí parado en el montículo soy el centro del universo, estoy incomodo, me tiemblan las piernas, nunca pensé que debutar en grandes ligas fuera tan tenso.

Llegar a este punto no fue una tarea fácil, en mi pueblo Barbacoas sólo hay dos cosas que hacer: sembrar maíz o cosecharlo, hacer otra cosa es perder el tiempo, al menos eso es lo que decía mi papá antes de descubrir mi talento. Debo confesar que no me gustaba el béisbol, tenía mi preferencia por el fútbol el cual lo jugaba muy bien pero nada serio, sólo para pasar la tarde luego de la escuela .

Un día mi padre me levantó muy temprano de la cama, me dijo no hay tiempo que perder, tenemos que ir a San Casimiro, hay unos gringos allí que están probando chicos entre los 15 y 17 años, te voy a llevar allá. Al principio pensé que eran cazatalentos de fútbol pero vaya sorpresa que me di cuando en vez de un rectángulo vi un campo de béisbol por primera vez.

A mi padre no le importó lo poco que sabía de este juego, lo único que me dijo fue: "hijo, no es nada del otro mundo, sólo toma la pelota y se la lanzas lo más duro que puedas al señor que está agachado, eso es todo". Hice lo que me dijo, me paré sobre el montículo, tomé la bola con mi mano zurda y la lancé con mucha fuerza.

No sé qué pasó, en seguida a los gringos les brillaron los ojos y mi padre saltaba de alegría a la vez que esos señores rodeaban a mi padre. Me apartaron del resto de los muchachos, al parecer hice algo único ese día. Al ver a mi padre le pregunté: papá, ¿qué pasó, por qué tanto alboroto después que lancé la bola? Gabriel, hijo mío, esos gringos nunca habían visto a alguien a tu edad lanzar una pelota a 100 millas por hora. Nos acabas de hacer muy ricos.

Mi padre ya sabía de mi fuerza en el brazo, me dijo que hace dos días me vio lanzar una piedra al rio y le impresionó lo lejos que la mandé, por eso aprovechó la oportunidad para llevarme a las pruebas. Yo no sabía que decir, no sentía que hice una proeza, sólo lancé un par de pelotas y ya.

Dos días después llegaron los cazatalentos a mi casa, les mostré mi habitación donde durmo con mis dos hermanos mientras mi madre ofrecía café con mucha vergüenza por el desorden en mi cuarto y la pobreza del hogar. Ellos llegaron con un papel, mi padre lo firmó nunca me dijo lo que decía, él tampoco sabía porque estaba escrito en inglés lo que sí me dijo fue: Gabriel nos
hiciste millonarios, tu brazo zurdo vale un millón de dólares. En quince días te vas a Estados Unidos.

Llegó el día, mi madre no paraba de llorar y darme mil bendiciones, mi padre me dijo que no mirara atrás, que solo haga lo que los gringos me indiquen, ellos son los que saben, ah,y que cuide mi brazo zurdo. El pueblo organizó una gran fiesta de despedida, me dijeron que duró tres días, mi padre no dejaba de brindar y ofrecer lo que no tenía, decía que ahora son millonarios, que tiene dinero para comprar toda Barbacoas.

Los cazatalentos me llevaron a un campamento en Florida, a las afueras de Miami, junto conmigo estaban 500 jóvenes como yo de todas partes del mundo: dominicanos, mexicanos, venezolanos, incluso dos muchachos que vinieron de Albania (¿dónde quedará eso?). La primera noche aquí fue dura, no dejaba de escuchar llantos de gente extrañando a su familia. Al día siguiente 200 de ellos dejaron el campamento antes de la primera práctica.

Me dijeron lo que tenía que hacer: lanzar la bola en lo que ellos denominan " zona de strike", básicamente en donde el catcher ( el tipo agachado) pone su guante. Diez veces lo hice y diez veces quedaron boquiabiertos, tanto que me pidieron hacer mi equipaje: mañana partes a Nueva York, los Yankees te quieren en el Bronx. Felicidades, estas en las mayores.

Parado aquí, en el centro del mundo, en lo más alto del terreno de juego sólo pienso en lo mucho que ha cambiado mi vida en tan poco tiempo, no hace mucho era un chico de pueblo andando en bicicleta y soñando con ser Cristiano Ronaldo y ahora soy el prospecto más cotizado del béisbol organizado, y solo porque mi brazo puede lanzar más duro que los demás.

Carlos D Pérez Guerrero / @waraira777

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