Recuerdo que en la clase de catecismo la señora Carmen que era la encargada de prepararnos para nuestra primera comunión nos dijo: "en el paraíso no hay democracia, allí se aplica la dictadura de Dios" y a continuación hablaba del "Todopoderoso" como una especie de dictador bueno. En mi joven cabeza esas palabras me causaban cierto ruido porque en casa mi padre decía que ningún gobierno de facto es bueno.
En las noches antes de dormir pensaba: ¿cómo sería esa dictadura celestial, será tan buena como dice la señora Carmen?, es decir si me gano el derecho a estar allí ¿por qué no puedo tener derecho a quejarme? Me preocupaba mucho por ejemplo que a Dios no le gustase el chocolate y en mi mente la eternidad está hecha de esa deliciosa substancia marrón, por lo que pasar los siglos de los siglos sin ese sabor sería un verdadero infierno, al menos para mi.
Por otra parte se me cruzaba por la mente la posibilidad que el " Patrón Universal" sea fan del Real Madrid o de los Leones de Caracas y todos allí en el más allá estén obligados a ligar a esos equipos, caso contrario ya saben, el buen dictador te expulsaría sin contemplación pero eso sí, con dulzura. Aparte de injusto el cielo sería una especie de campo de concentración orweliano.
Para mi este tema era preocupante, siendo un niño de nueve años las cosas fatalistas que nos decía la señora Carmen, unido a la posibilitad de perder mi alma inmortal por no estar de acuerdo con los gustos de Dios era algo que había que meditar largamente. Entre cavilaciones me llegó al cerebro una de las clases en donde la señora Carmen nos decía que quien no seguía las órdenes del Señor el infierno esperaba por esa persona.
Los cristianos y casi todas las religiones en general siempre describen al infierno como un lugar caluroso, lleno de torturas, sucio, feo y oscuro, donde van los villanos, a lo que en seguida me llegó a la mente otro asunto para discutir: ¿y si todo lo que me gusta está en el infierno?, a lo que en seguida me respondí: si el Barça juega en una de los círculos de Dante no debe ser tan malo ese lugar, más si allí también está permitido el chocolate y la posibilitad de ejercer la democracia.
Desde siempre me han Inculcado la importancia de la democracia, empezando en casa y siguiendo en la escuela, por lo que considerar como algo positivo que después de la vida lo que nos queda es seguir sin protestar la voluntad de un gobernante no electo y eterno pues me causaba una sensación como de fastidio, como que no hay opción si no es esto van al infierno. Justamente la situación moral en mi interior se hizo latente cuando le hice saber a la señora Carmen sobre mis dudas, al preguntarle ¿y si los gustos de Dios no son los mismos mios no tengo derecho a disentir?, a lo que ella me respondió: "cualquier cosa que decida Dios será por tu propio bien así que deja de preguntar y sigamos la clase". No hay forma, por muy tierno y considerado que sea el dictador su voluntad siempre se impondrá por encima d la mayoría, como un padre a un hijo o un amo a su mascota.
Ante tan tajante respuesta algo decía dentro de mi: vaya sensibilidad del altísimo, para ser tan poderoso es muy delicado, sí no haces lo que ordena entonces te toca castigo. Bueno con el tiempo otras preocupaciones se apoderaron de mi cabeza y mis sueños en la medida que fui creciendo ya saben, chicas, dinero, chicas, trabajo de verano, chicas, ropa nueva,chicas, estudios y obviamente más chicas, mientras que los asuntos de alma eterna se fueron quedando en el baúl del olivido.
Carlos D. Pérez Guerrero / @waraira777