La disrupción es un concepto que a menudo cautiva la imaginación de personas en todos los campos del quehacer humano. Desde las cosas más científicas, hasta las más holísticas, todo es susceptible de disrupción; pensémoslo unos instantes, desde la economía, hasta la tecnología, desde las artes, hasta la medicina, nada escapa de ello.
¿Pero que es ser disruptivo?
Es una pregunta interesantísima; porque muchos hablan acerca de disrupción sin siquiera entender la profundidad de lo que esa palabra implica. Ser disruptivo, es el acto de desafiar lo normal y convencional en algún área, y como resultado de ello, la innovación y el cambio son el producto directo.
Ser disruptivo implica encontrar e implementar una forma distinta y original para hacer algo. No necesariamente se trata de algo mejor, pero ciertamente es nueva y totalmente opuesta a lo que venía siendo estándar hasta entonces.
Por ello percibimos usualmente que lo disruptivo gusta, es decir, por lo dicho, vemos que la disrupción es atractiva para las masas, y esto se puede observar por mencionar algunos casos, en la popularidad de tecnologías disruptivas como Tesla, o Uber, o también, en el uso de las criptomonedas o en tantas otras cosas. También lo vemos en la robótica y la manera de pensar de las personas sobre tantos temas.
Pero ¿Por qué lo disruptivo gusta?
La disrupción resulta atractiva para las personas por su capacidad para alterar el status quo e introducir nuevas posibilidades en un mundo que se muestra cada vez más distinto y cambiante. Por esto la disrupción ofrece una manera de enfrentar las estructuras existentes y crear medios para que florezcan ideas nuevas.
Este entusiasmo y posibilidad es a menudo lo que atrae a las personas lo disruptivo, ya que ofrece una visión del futuro que es diametralmente diferente del presente. Esta sensación de potencial es un elemento crítico que explica por qué la disrupción está cada vez más presente en la sociedad.
Lo disruptivo no siempre implica mejora sobre lo anterior, pero gran parte de las veces sí es así.
Se puede caer en el error de pensar que todo lo disruptivo es bueno y deseable, pero a mi modo de pensar, es algo que hay que tratar "con pinzas". No necesariamente hacer algo de una forma en que nunca se ha hecho, será lo mejor. Lo disruptivo tiene que ir de la mano de la sustentabilidad, y debe tener coherencia.
Lo explicaré de una forma básica: No porque nadie haya hecho nunca una operación utilizando vidrios rotos en lugar de bisturí, significa que operar utilizando vidrios sea algo deseable, o mejor que operar con bisturí. No hay que sacar las cosas de quicio. Entonces, una idea puede ser disruptiva, pero a la vez estúpida, sin sentido y hasta peligrosa si no se tiene cuidado.
Pero cuidando esa parte, entonces lo disruptivo, en la mayoría de las situaciones realmente tiene un efecto positivo en la sociedad. Abre camino para el cambio, las mejoras, la creatividad y el ingenio, lo que a menudo trae formas revolucionarias de realizar cosas del día a día.
Siempre me gusta poner el ejemplo de Steemit, que es una red social disruptiva, que nos paga por exponer nuestros puntos de vista y nuestros conocimientos o simplemente nuestras vidas; y nos da la posibilidad de obtener beneficios económicos por ello. En contexto de las redes sociales, Steemit fue y es disruptivo, porque vino a marcar un antes y un después en la forma en que estas son usualmente.
Yo soy amante de lo disruptivo, siempre que realmente lo perciba como una mejora de aquello que disrumpe; ya que creo que es lo más importante a tener en cuenta en este tema. 🙂
Soy Trébol y me siento afortunado de estar aquí con todos ustedes; nos leemos pronto! Hasta la próxima oportunidad.