Elaborada por mi en Canva
Para mí es un placer compartir con ustedes esos momentos graciosos y divertidos. Y aunque apenas estoy conociéndolos, me gustaría invitar unirse a esta actividad @mleclaret, @napito y @jesaf7, para que juntos con nosotros recuerden esos tan maravillosos momentos de su infancia.
Les cuento, en mi casa había un corral muy grande, donde había gallinas, gallos, pavos, patos y llegaban muchas palomas. Las películas que más pasaban por tele eran de tribus con jefes indios, dándonos la grandiosa idea de jugar de eso y hacerle un tocado para la cabeza al que sería el jefe de la tribu, eso si todos nos colocamos plumas. Lo tremendo no fue el juego si no quitarles las plumas a los animales vivos.
En su momento fue gracioso para los que participamos, aunque después nos regañaron y como castigo nos teníamos que turnar para darle de comer a los animalitos, y dos día de esa semana limpiar el corral.
A todo niño le gusta los arcoíris y ustedes ya grande saben cómo se forma, pero en esa edad vivíamos más de la imaginación que de la realidad. Y le hemos quitado los lentes al señor Miguel, que se había quedado dormido en su ture, para amarrarlo a un papagayo de manera, que le pegara la luz del sol y junto con las nubes se formará el arcoíris.
El papagayo se nos perdió, y nos libramos de esta porque la culpa se la echaron a su perro, que siempre estaba cerca del
anciano.
Son muchas las ocurrencias que compartía con mis vecinitos, mi hermana y una prima, a veces llegábamos a ser un grupo de 8 a 13, y jugábamos de todo hasta el paralizado en un árbol de cotoperí. Si un poco extremo, aun así, nadie se llegó a caer y ahora no estaría de acuerdo en que jugaran allí.
Son muchas las ocurrencias que compartía con mis vecinitos, mi hermana y una prima, a veces llegábamos a ser un grupo de 8 a 13, y jugábamos de todo hasta el paralizado en un árbol de cotoperí. Si un poco extremo, aun así, nadie se llegó a caer y ahora no estaría de acuerdo en que jugaran allí.
A otra no menos divertida fue cuando mi hermana para lucirse hizo unos turroncitos de varios colores, y los había dejado encima del mesón. Yo había visto como una señora que le decíamos abuela, los hacía y los colocaba al sol. Más vale no lo haya hecho yo, un monito que tenía el vecino amarrado al árbol pegado de nuestra tapia se los llevó. Hay imagínense…
Como niños actuamos de acuerdo a nuestra imaginación, sin tomar medidas porque nuestra inocencia no nos deja ver más allá. Son travesuras que suenan graciosas, sin embargo, a los niños debemos hacerle tener consciencia de que los animalitos sienten y padecen al igual que los árboles pueden ser maltratados con nuestros juegos.
Bueno espero les alla gustado, recordé estos por ser los más resaltantes entre otros, porque son bastante jaja. Y doy gracias por permitirnos este espacio para expresar y reencontrarnos con nuestra niñez.
¡Saludos amiga!🤗
Quedé sorprendida con tus travesuras vale jajajajajajaja. Me imaginé a los pobres animalitos salir corriendo para que ya no les quitaran las plumas jajajajaja. ¿No llegó a suceder que uno de ellos se revelaran y los atacaran? Jajajajajaja.
Totalmente cierto, de niños nuestra imaginación vuela de una manera increíble y, justo esta imaginación nos permite vivir esa fase con ingenuidad y más diversión.
Agradezco mucho que te sumes a la dinámica amiga... Fue divertido conocer tus recuerdos de la infancia.
¡Mucho éxito! En la dinámica💚
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Gracias
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