DE MANAOS Y SUS HISTORIAS
El viaje de Boa Vista a Manaos duró tres días. La selva un diálogo
profundo con la soledad, con el pulmón verde del mundo. El Cascabel
era duro en su travesía, a pesar del accidentado camino que, en
grandes proporciones era de arena. Días lluviosos y de a menudo,
estancamientos vehiculares que, se ayudaban mutuamente en
caravanas a través de la espesura y los charcos que inundaban los
caminos.
Una vez, atravesamos un río con nuestros enseres a cuesta, sin
que necesariamente, hubiésemos desmontado el Cascabel en
pequeñas piezas, desde la ficción. Las noches amazónicas son
ríos de estrellas, que permiten una mirada nítida del cielo, siendo
nuestros ojos el único telescopio que nos comunica con Dios.
Las noches selváticas que acogen los poblados con música
brasilera que es tan bella. Dos personajes danzan en un trazo de
samba que los unifica, que los enamora. Llegar a Manaos, al
teatro municipal donde cantó Caruso, al Amazonas infinito
cuya madre finita es una piedra de agua.