DEL PLAGIO Y SUS ALREDEDORES
Hace cuestión de horas, fui testigo de una polémica sobre un plagio d
e un Haikú. Uno los involucrados argumentaba que el texto presentado
cerraba con las mismas palabras de su poema. De pronto si hubiera sido
una canción pegada, esto hubiera sido motivo de tribunales, por el
billete que estuviera presente de por medio.
Recuerdo en mi juventud, cuando frecuentaba la excelente biblioteca
del Estado Zulia, dirigida por el notable escritor y declamador Martín
Añez, una de sus asiduas visitantes, miembro de la cofradía de poetas
cercanos a Martín, decía que registraba cada poema que escribía, para
cuidarse del plagio. Otros, no sólo registraban poemas, en sí muy
malos, sino que los colocaban en pergamino en las paredes de su casa.
Uno de los motivos estelares que me tocó vivir sobre este fantasma, se
dio en la preparación de mi poemario Fondo del Sueño, específicamente
en el poema que lleva por título Lo Mágico de una Breve Presencia, al
final dice “A veces quisiera rozar la forma extraña | de tu vida | y también
dejar que ella sea | canto para el diálogo | para las estaciones que asoman
los espejos | para la luz que renace en el poema”. El texto, realmente no
terminaba así, sino con unos versos parecidos a lo de José Francisco
Ortiz, y esto me lo hizo saber su hijo Alex, un maravilloso escritor en
cierne para ese entonces.
De verdad que en el poema recién comentado, fue el imaginario presente,
o la belleza seductora de sirena, lo que me indujo a plagiar
inconscientemente un texto de un amigo. Esto puede ocurrir, sobre todo
cuando estamos llenos de tantas lecturas y sobre todo de escritores que
marcan un camino. No deja por ello de ser preocupante. El escritor
brasileño Jorge Amado escribía muchas recetas de comidas en sus
novelas y se sentía feliz que, las que les daban sus lectores, no se parecían
en nada a las que él escribía.
En mi texto de poesía en prosa Circunstanciales, para el que hizo un bello
prólogo el excelente poeta Luis Suárez Rendiles, aclaro en el primer
poema que es un itinerario de la vida y de mis lecturas, por lo tanto que
una frase inconsciente de un pensador podría colarse. En Steemit y en
Amazon fueron publicados estos textos.
En la ciencia el plagio ha dado mucho que decir. En los estudios de la
circulación de la sangre y en la teoría de la evolución, hubo tanto fraude
y plagio que muchos autores terminaron suicidándose, creo que más bien
por haber hecho el ridículo. En matemática, se dice que Agustin Louis
Cauchy, engavetaba los trabajos de sus pares para después apropiárselos.
Hace años, cerca de los noventa, escuché en la Facultad Experimental de
Ciencias un escándalo sobre tesis plagiadas de una Universidad Privada
de las escritas originalmente por egresados de Ciencias. Me acuerdo que
le propusimos al presidente del Colegio de Egresados Pablo Reyes que
hiciera la denuncia pública, pero el poder acalló la propuesta.
Una vez dicen que se molestó Rafael Cadenas porque su libro Los
Cuadernos del Destierro, eran un plagio del libro de Retorno al País Natal,
la hermosa obra de Aimé Césaire.
En un mundo globalizado, donde tanta información rueda y por qué no,
tanta imaginería, la creación y el plagio, es posible que a veces se toquen.
Creo que todo depende de la honestidad y originalidad que asuma el
creador, como la de Lautreámont al escribir sus Cantos de Maldoror,
donde la enciclopedia y la genialidad se dan de la mano.