LA MUSA DE LOS MUCHACHOS
La literatura está más allá del tema y del autor, en ella se va configurando
un metalenguaje o un principio de incertidumbre. El poeta Alberto Áñez
me dijo que, leyendo una novela de Víctor Fuenmayor, la dejó a media
asta, por temor de terminar entregando el ciego; lo mismo hubiera dicho
del Satiricón de Petronio, aunque allí los personajes juegan,
generalmente, para ambos bandos. Una vez leí “La Musa de los
Muchachos” de Estratón de Sardes y me pareció un libro hermoso, a
pesar de la insistente, a veces directa y refinada loa a los efebos; y como
es manía mía compartir los grandes textos, al dárselo a un profesor
amigo para su lectura, me comentó a los días, que él no tenía ningún
problema con la homosexualidad y que podíamos discutir el asunto.
Realmente la belleza del arte es asexuada. Alceo cierra uno de los poemas
con una frase que vale oro: “La hermosa edad se va, como el rastro de una
antorcha”.
UNA MITOLOGÍA OLVIDADA
Al principio el mundo era aéreo y sus primeros seres las mariposas. Sólo
que en los momentos de descanso, las perturbaciones no las dejaban
dormir. Le reclamaron a su Dios y este les dio la tierra y sus jardines; pero
se hicieron perezosas y ya no querían volar. La mayoría de ellas se
transformaron en hombres, por eso en nosotros está el espíritu del vuelo.
UN HECHO TRANSIDO DE AMOR
En el centro de la casa se concentra toda la brisa venida del mar. Allí
Rafael José Álvarez se aferra al espíritu de la casa; que son las ventanas,
las puertas, los cuartos, los enseres, la biblioteca, junto a las voces
ancestrales que la habitan. Es tiempo de cuaresma. Rafael José Alfonzo y
yo degustamos unas copas, y conversamos sobre el duende de su poesía.
Él es el maestro cuyos sonetos descifran las bellezas de las tierras áridas.
Mi esposa dice que parece un duende por su cara marchita y nariz ancha.
Cada persona tiene uno que le acompaña, y a decir de Federico García
Lorca, no se manifiestasi no ve la posibilidad de la muerte. En Álvarez no
podíamos esperar este momento, porque él llegó a tratar con ellos en su
escritura. Su muerte fue un hecho transido de amor