LEYENDA
Debido a su llegada, la calle Zea parecía una región de asombro: Que si había estado veinte años en el Dorado; que si pudo escapar de esta cárcel por breves días subsistiendo en la selva profunda. Pero ya viejo, siendo apenas una caricatura de un peligroso criminal, decidió ser un bufón de las ferias carnavalescas de la ciudad; hasta que en un descuido, producto de una borrachera admirable, murió ahogado en la fuente de una plaza pública. Las mujeres del trópico son tan fértiles que, una mirada libidinosa (como la lluvia de Zeus), podría dejarlas en cinta. ¿Será realmente el viento (joven en la voz de Virgilio), quien las fertiliza engañando a las miradas? A pesar de su espíritu de uvas y tormentas, mi padre, a sus 75 años lucía como un roble. Valeria, una hermosa brasileña de Sergipe y cerca de mi itinerario amoroso, tuvo un singular encuentro con él. -Si mi hijo no puede, no vacile en tocar mi puerta-. -Atrevido el viejito, aún cree en los milagros- Pido a un alumno que conjugue el verbo orinar de manera aleatoria. Él comienza: Yo orino, Tú orinas, Él orina, Nosotros orinamos, Ellos orinan; Tú orinas, Yo orino, Él orina, Nosotros orinamos, Ellos orinan; Tú orinas, Él orina, Yo orino, Nosotros orinamos, Ellos orinan. .. De pronto le interrumpo, diciéndole: Para, para, voy al baño, me han dado ganas de orinar.
MUJERES DEL TRÓPICO
AÚN CREE EN LOS MILAGROS
VERBO Y COMBINATORIA